dc.description | El presente trabajo pretende analizar las representaciones mediáticas en torno a la cobertura del asesinato de Solange Grabenheimer en las señales de cable “Todo Noticias” y “C5N”. El 10 de enero de 2007 Lucila Frend, encontró el cuerpo sin vida de su amiga, Solange Grabenheimer, en el PH que alquilaban juntas en Vicente López. La investigación determinó que el caso se trataba de un homicidio, y que la muerte fue provocada por asfixia y desangramiento tras reiteradas puñaladas en el área del cuello. Al poco tiempo las principales acusaciones recayeron sobre la figura de Darío Víctor Pross, un obrero que trabajaba en la propiedad lindante a la escena del crimen, y que tenía acceso al PH que compartían ambas amigas a través de la habitación de la víctima, ya que ésta lo había permitido para que se lleven a cabo las refacciones en la casa de al lado. Sin embargo, esta primera pesquisa perdió fuerza luego de que la investigación de la fiscalía quitara a Pross de la escena del crimen. De esta forma, la causa se apoyó sobre una nueva hipótesis en base a las contradictorias declaraciones de Lucila Frend quien, poco a poco, fue considerada como la principal sospechosa de la autoría del homicidio de su amiga. A partir de allí, la causa ocupó gran parte del espacio del debate periodístico.
En este trabajo realizaremos un análisis del tratamiento que desplegaron alrededor del caso los programas “Otro tema” (TN) y “El diario” (C5N) y la construcción de diversas representaciones en el discurso del periodismo policial. Dentro de esta lógica, los medios generaron un factor noticiable, a partir de un tópico atrayente: una chica que es acusada de cometer un crimen; pero no cualquier crimen, sino el de su mejor amiga. Desde ese momento el caso policial, comenzó a contar con nuevos elemento, más atractivos y atrayentes en el marco de las dinámicas y narrativas propias de las industrias del entretenimiento. Envuelto en una trama de misterio y traiciones, la sospecha homicida recayó sobre la figura de Lucila Frend, nada más y nada menos que la mejor amiga de la víctima; una joven de clase media acomodada que se aparta de “la actitud socialmente esperable”; esa que obedece a un estereotipo socialmente construido, que reafirma normas de conductas, consolida vínculos sociales, determina roles, legitima modos, excluye prácticas, sanciona actitudes y condena a vastos sectores poblacionales a tener que vivir (o morir) en función de ellos. | |