| dc.description | Este año se sucedieron una serie de acontecimientos que complejiza el proceso histórico de
la educación venezolana. A los problemas suscitados por la crisis política y económica, la
migración y los efectos del COVID19, entre otros factores, se incorpora elementos que aliñan
la crisis estructural del sistema escolar venezolano, que desde las cifras y datos que
manejamos desde Memoria Educativa Venezolana expresa un proceso ya prolongado de
agotamiento del modelo de escolarización de la población venezolana, sin que una alternativa
efectiva despunte ante tal descalabro. El Estado ha perdido su capacidad inclusiva pese a lo
que dice la legislación en torno a las responsabilidades educativas de este con respecto a la
sociedad. La fragmentación social no permite avanzar a una solución que de conjunto
convoque a resolver uno de los principales problemas que detienen la participación efectiva
de la sociedad venezolana en la dinámica global del siglo XXI. Pese a los anuncios
grandilocuentes del gobierno y el esfuerzo de los actores sociales la idea y la práctica que
sostiene la educación como motor de desarrollo. En los próximos tiempos habrá que hacer
una revisión de los proyectos que se sostienen, de las nuevas iniciativas que sobreviviendo a
la crisis puedan suponer un reacomodo del proyecto educativo. Hay que inventariar lo que
hay si se quiere preservar y revitalizar la cultura pedagógica venezolana. Es desde ese
acontecer donde se podrán recomponer nuevas fuerzas institucionalizadoras.
El año 2022 fue un año complicado, las líneas que siguen a continuación delinean un
escenario complejo para el 2023. Como vemos en la presentación del Informe de la
escolaridad en Venezuela, y el Resumen del año 2022 escritos por el profesor Luis Bravo
Jáuregui que reproducimos a continuación podemos hacernos una imagen cualitativa de los grandes problemas y desafíos de la educación venezolana. Una agenda donde todo se ha
convertido en prioridad, porque las urgencia se han convertido en drama, el más importante
es el restituir la idea de que por medio de la educación se puede progresar de forma sustantiva,
no sólo en sus expresiones materiales sino en sus formas democráticas; entender que por
medio de la educación se puede avanzar hacia un proceso de democratización efectiva de la
sociedad venezolana; por otro resintonizar que el trabajo, que el trabajo digno, ese que
conecta aspiración, vocación y proyecto de vida es posible por medio de la educación. Que
el país puede progresar y democratizarse por medio de la educación y el trabajo. Debe ser la
educación una oportunidad para el desarrollo de nuestros talentos y capacidades, incluyendo
aquellas vinculadas con la democracia. | |
