dc.creatorGattino, Silvia Rosa
dc.creatorToranzo, Evelin
dc.date.accessioned2023-05-28T00:21:42Z
dc.date.accessioned2023-06-16T14:15:25Z
dc.date.available2023-05-28T00:21:42Z
dc.date.available2023-06-16T14:15:25Z
dc.date.created2023-05-28T00:21:42Z
dc.date.issued2019
dc.identifier978-987-1318-41-4
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/11086/547568
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/6676036
dc.description.abstractLa premisa de convivir en un mundo con fronteras interroga acerca de ¿qué convivencia?, ¿qué mundo?, ¿qué fronteras? Convivir supone, entre muchas otras cuestiones, cuidar y ser cuidados. El mundo no es uno, sino una compleja trama de universos, o pluriversos culturales, con múltiples significados y prácticas. Las fronteras ¿cuáles son y dónde existen?... Sólo existe Gaia. A excepción de las fronteras naturales que Gaia crea y reacomoda en su autoproducción y evolución permanente, las demás son también un producto cultural, es decir, una invención humana en su devenir histórico, desde los pueblos sedentarios y la necesidad de delimitar territorios para conservar sus plantaciones y animales, hasta el control digital e informático vigente en el actual mundo capitalista con su sistema financiero e internet. Sí, en cambio, podemos permitirnos dudar de la ubicación ontológica de las fronteras: ¿dónde existen? Aún con los obstáculos epistemológicos que se presenten, afirmamos que existen fronteras internas, esto es, creencias que limitan, representaciones socioculturales históricamente producidas, que habitan la subjetividad singular y colectiva, anidan en las emociones y sentimientos reproduciendo mitos y prejuicios complejamente entrelazados a la acción personal y social, semillas de justificaciones políticas estigmatizantes. Al desplazar su localización ontológica, aparece la esperanza de poder incidir para producir cambios en el convivir. Asumir que las fronteras son internas tiene potencialidad política. El reconocimiento de límites permeables permite encontrarnos como prójimos en una búsqueda de buen-vivir y bien-estar, brotando el cuidado en función de una dinámica de intercambios y de encuentros posibles de producir transformaciones sociales. Este modo de pensarnos trasciende barreras raciales, geográficas y étnicas que nublan los modos de concebir a otros. En términos de Derrida (1998:40) “intención atenta, atención intencional, sí al otro”. El cuidado acontece en la bien-venida.
dc.languagespa
dc.rightshttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
dc.rightsAttribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International
dc.subjectFronteras
dc.subjectCadena de cuidados
dc.subjectMigraciones
dc.title¿Qué mundo? ¿Qué fronteras?
dc.typebookPart


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