dc.description.abstract | La contaminación por metales pesados es una preocupación a nivel mundial, estos, provienen de aguas
residuales no tratadas de muchas industrias como la minería, curtiembre, pesticidas, baterías, fábrica de
pinturas, refinación de oro etc. (Anastopoulius, Massas, & Ehaliotis, 2013), por lo que, muchos estudios
han informado de la presencia de metales en el agua, los sedimentos, el suelo, la atmósfera y en la biota
de las áreas contaminadas. (Barquilha y otros, 2019). El Valle de Chanchamayo no está exento de la
contaminación de sus aguas ya que según sus representantes, quienes mostraron fotografías tomadas en
la zona, existen indicios de contaminación de la cuenca de Aynamayo y Chilpes, que a su vez son afluentes
el río Tulumayo a consecuencia de los derrames de relaves de la minera SIMSA, que viene operando en la
zona desde hace 40 años dedicada a la explotación de zinc y plomo (INFOREGIÓN, 2012).
El plomo está clasificado como una de las diez sustancias químicas que constituyen una preocupación para
la salud pública (Organización Mundial de la Salud, 2019) y una de las razones para ello es que este metal
pesado no tiene un nivel seguro de exposición y causa graves impactos en la salud humana a nivel social
(Ministerio de Salud, 2016). El plomo está clasificado como una de las diez sustancias químicas que
constituyen una preocupación para la salud pública (Organización Mundial de la Salud, 2019) y una de las
razones para ello es que este metal pesado no tiene un nivel seguro de exposición y causa graves impactos
en la salud humana a nivel social (Ministerio de Salud, 2016). Hasta ahora, los principales regímenes de tratamiento para la recuperación de metales pesados como el
plomo, incluyen métodos como coagulación, precipitación química, electrodiálisis, recuperación por
evaporación, flotación, floculación, intercambio iónico, nanofiltración, ósmosis inversa, ultrafiltración, etc.
(Blázquez, Calero, Ronda, Tenorio, & Martin-Lara, 2014). Aunque eficaces, estos métodos suelen ser caros
debido a los altos requisitos de energía y reactivos. Además, generan gran cantidad de lodos tóxicos y
subproductos. Por lo tanto, existe una necesidad operativa para idear estrategias efectivas, eficientes,
económicas y amigables con el ambiente, que puedan minimizar la concentración de los elementos tóxicos
como el plomo en el ambiente (Gupta & Diwan, 2017), requisitos que la biosorción cumple ya que esta se
ha centrado en la eliminación o recuperación de sustancias orgánicas e inorgánicas de soluciones, usando
biomasa proveniente de materiales vegetales, desechos industriales y agrícolas entre otros (Fomina &
Gadd, 2014). La biosorción se define como la eliminación de sustancias de una solución acuosa mediante
unión pasiva a biomasa no viva (metabólicamente independiente) a través de un proceso fisicoquímico,
basado en una variedad de mecanismos que incluyen absorción, adsorción, intercambio iónico,
complejación de superficie y precipitación. En los últimos años, los sorbentes provenientes de la biomasa
antes mencionadas se han evaluado como secuestrantes de metales y metaloides del agua, siendo los
preferidos aquellos que son abundantes y baratos (Dodson, y otros, 2015) ya que en comparación con
otros materiales convencionales como carbones activados, zeolitas, la biomasa es renovable, presentan
una alta eficiencia en la captura de metales pesados catiónicos, incluso en concentraciones más bajas por
lo que se puede constituir como una tecnología clave para la recuperación de elementos importantes de
los efluentes líquidos, contribuyendo a enfrentar los desafíos globales de la sostenibilidad (Santos,
Ungureanu, Volf, Boaventura, & Botelho, 2018). Por otro lado, el Perú es un importante productor de café
y cacao a nivel mundial, constituyéndose la Selva Central como uno de los principales productores de café
y cacao con cerca de 341,324 y 106,045 toneladas/año respectivamente (Cámara Peruana del café y cacao,
2017), en el beneficio del café, uno de los subproductos sólidos es la pulpa, esta, es la más voluminosa
representa el 56% del volumen del fruto y el 40% del peso (MINAGRI, 2018), si la pulpa no es bien dispuesta,
debido su composición química puede causar problemas ambientales en los curpos receptores (suelo y
agua).
Teniendo en cuenta la disponibilidad tanto de los residuos agroindustriales del café y cacao asociado a la
problemática de la contaminación del agua por plomo, el objetivo del presente trabajo es evaluar el uso
de estos residuos agroindustriales (café y cacao), como biosorbentes para la eliminación de plomo (II) en
aguas contaminadas, lo que podría contribuir a sugerir una metodología alterna de remoción de este metal. | |