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Enterrando el esqueleto quechumara
Autor
Heggarty, Paul
Institución
Resumen
Páginas [147]-180 A lo largo de la prolongada y destacada carrera del doctor Rodolfo CerrónPalomino -y no por coincidencia- la lingüística andina ha dado grandes pasos adelante en lo que él mismo ha denominado «lingüística propiamente dicha» (Cerrón-Palomino, 2000: 51). Esto se aplica sobre todo a nuestra comprensión de las dos principales familias lingüísticas de la región, tal como se las estudió en las obras de consulta fundacionales de cada una de ellas, a saber, Lingüística quechua ([1987] 2003) y Lingüística aimara (2000), de autoría del mencionado investigador. Para empezar, en lo tocante al dificultoso asunto de los nombres mismos quechua y aimara, suscribo sin vacilaciones el dictamen de Cerrón-Palomino (1993), considerándolo el argumento más convincente sobre cómo hemos de emplear estos términos de la manera más adecuada: esto es, para denotar familias lingüísticas completas, evitando neologismos innecesarios y de poca utilidad, tales como aru y jaqi, o el añadir una -n final innecesaria en el inglés Quechuan o Aymaran.