dc.description.abstract | Actualmente en todos los países del mundo las mujeres registran esperanzas de vida al
nacer más altas que los varones. Mientras en los países en desarrollo los diferenciales de
mortalidad entre sexos van en aumento, en los países desarrollados muestran una tendencia a la
convergencia (Naciones Unidas, 2019).
Este trabajo se propone describir el perfil etario y de causas de la sobremortalidad
masculina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la actualidad y su evolución respecto al
inicio del siglo XXI. El abordaje metodológico combina, por un lado, el análisis de tasas de
mortalidad específicas por edad en cada sexo para los trienios 2001-2003 y 2016-2018; y el
cálculo de sus diferencias y razones como indicador de sobremortalidad masculina. Por el otro,
la estimación de los años de esperanza de vida perdidos de mujeres y varones y sus diferencias
para los periodos 2000-2001 y 2008-2010 (Arriaga, 1996).
El análisis de las tasas de mortalidad específicas por edad muestra una estructura de
mortalidad madura, con mayor mortalidad en varones que mujeres en prácticamente todos los
grupos etarios. En la juventud, entre los 15 y los 34 años, se registran los valores más altos de
las razones de sobremortalidad masculina y se destaca la sobremortalidad por causas externas.
En la adultez se observan las mayores diferencias entre las tasas de mortalidad por sexos,
afectadas por la estructura etaria de la mortalidad. Los varones muestran mayor mortalidad por
todas las causas, a excepción de tumores donde se registra sobremortalidad femenina entre los
30 y los 54 años. Las diferencias más amplias en la adultez son por enfermedades del sistema
circulatorio. En relación al periodo 2001-2003, la sobremortalidad masculina en la adultez (a
partir de los 35 años) se reduce, mientras que las edades jóvenes se muestran más resistentes a
esta contracción.
Para el periodo 2008-2010, los años de esperanza de vida perdidos en varones se estiman
en 9 años y en las mujeres 5,2 años, con una brecha entre sexos de 3,8 años. Al descomponer
esta brecha por tramos de edad, se comprueba que las edades jóvenes (entre los 15 y los 35
años) aportan un 15% de la diferencia, mientras que las edades adultas realizan el mayor aporte,
el 52% se acumulan entre los 55 y los 80 años. Los varones registran años de esperanza de vida
perdidos más altos que las mujeres por todas las causas. Las mayores diferencias entre sexos se
observan, en primer lugar, en las enfermedades del sistema circulatorio y, en segundo lugar, en
las causas externas. La brecha entre AEVP tiende a reducirse respecto del periodo 2000-2001,
el mayor aporte a la contracción se registra en las edades adultas y en las enfermedades del
sistema circulatorio. | |