| dc.description | La Declaración del Milenio de 2000, de la Organización de las Naciones Unidas, pautó que en 2015 la mortalidad materna debía reducirse en un 75 por ciento respecto a su valor de 1990.
En Venezuela, en 2010, era muy evidente que esa meta no se cumpliría. Y que en lugar de disminuir, los indicadores de la mortalidad materna expresaban un incremento.
La mortalidad femenina venezolana presenta realidades que por su magnitud respecto a otras causas de muerte hacen incomprensible que la prioridad de las políticas de salud sea casi exclusivamente dirigida a la atención de la mortalidad materna y al diseño y ejecución de políticas y programas de salud sexual y reproductiva. En Venezuela mueren anualmente más mujeres por causas externas que por mortalidad materna. Esa realidad es irrefutable, por ejemplo, en lo que concierne a la mortalidad femenina por Accidentes de Transporte que es más de tres veces la mortalidad materna. Tampoco queda suficientemente claro por parte de los organismos gubernamentales nacionales e intergubernamentales internacionales por qué si la pobreza es señalada como factor muy determinante de la mortalidad materna, y habiendo en nuestro país un número anual de mujeres embarazas y parturientas no menor a 600 mil, de las cuales por lo menos la mitad deben ser mujeres pobres, la magnitud de la mortalidad materna apenas sobrepasa recientemente las 400 muertes. Otros países no altamente desarrollados social y económicamente que han reducido significativamente las cifras de la mortalidad materna lo han hecho mediante intervenciones gubernamentales directas dirigidas consciente y planificadamente a favorecer el acceso de la mujer embarazada a la atención calificada, profesional, competente y oportuna en los servicios de salud. | |
