dc.description.abstract | Parte de una investigación auspiciada por la Fundación Friedrich Ebert, este ensayo analiza el por qué de la crisis latinoamericana de los 80 y cuál era entonces la vía más indicada para que los países de la región evitaran caer en acontecimientos económicos semejantes. Al entender de su autor, el gran problema de América Latina estribó en que su integración en el mercado mundial entre 1955 y 1980 fue de carácter pasivo, en el sentido de que, entre otros aspectos: 1) se circunscribió en lo fundamental a la exportación de materias primas (que perdían valor en el mercado mundial); 2) su intento de industrialización fue fallido: se basó más que nada en la importación de tecnología y no en una competencia tecnológica nacional; 3) asumió un modelo de desarrollo intensivo en importaciones (de modo que para 1980 cerca del 15% de las importaciones eran irrelevantes para el pretendido proceso de industrialización, mientras que otro 20% podía ser sustituido por el comercio intrarregional); 4) adoptó la estrategia de "crecimiento con deuda" (por la que se recurrió sin ton ni son al financiamiento externo); y 5) atrajo inversiones directas extranjeras que no se integraron en una estrategia nacional a favor del desarrollo industrial y que, por tanto, no transmitieron el conocimiento tecnológico necesario ni el "know how" que facilitara la emergencia de una industria nacional autónoma. A juicio del autor, la integración activa de la región al mercado mundial sólo sería posible si se asumiera un "neoestructuralismo pragmático", es decir, un modelo de transformación de las estructuras económicas dirigido estratégicamente por un Estado que sepa "en qué medida debe comportarse activamente a fin de poner en marcha y sostener tal proceso": un Estado que desarrolle de manera eficiente las necesarias políticas agraria, industrial, educativa, tecnológica, energética, regional, ecológica y social. | |