dc.description.abstract | La re-significación semántica y el arte tienen una estrecha relación que comunica la trascendencia de las obras a través de un simple gesto, símbolo, forma o percepción, que usa una técnica mixta para manifestar la vigencia de un lenguaje que nos define como ecuatorianos. Uno que mezcla lo universal con lo vernáculo sin toque de sofisticación, más bien define al individuo humilde que intenta compenetrar con el entorno que le rodea, sin la intención de denigrarle. Ya que se asocia a la circunstancia en la que se encuentra aquel sujeto, cuya principal necesidad radica en tergiversar un término, por otro más humorístico e irónico de sí mismo y de la sociedad. Es ahí donde el discurso crítico del arte juega un papel esencial, en esa idea de romperlo todo, de tomar las piezas esparcidas para adaptarlas a algo nuevo, con un sentido completamente diferente, cuyo significado autónomo lo cambia todo, lo libera, lo humaniza de una forma radical. En este caso el uso de la apropiación artística hace visible ese vínculo que se establece entre la realidad actual y la historia, presentando como referencia una pintura relevante a la que se acopla esa nacionalidad, que si bien nos asemeja nos permite establecer una identidad cultural que solo nosotros conocemos y que en gran manera difiere con la interpretación que el resto de latinos le da a las palabras. El artista por lo tanto presenta a la intervención que realiza en la pintura, como una línea imaginaria y estratégica a la hora de identificarnos como parte de una sociedad, manifestando que sin importar de qué parte del País seamos siempre habrá nexos culturales que no desaparecen, más bien evolucionan a medida que la estima y fraternidad de los pueblos se fortalece. Esta nueva concepción que se hace del lenguaje se ha convertido en un problema para muchos grupos sociales puesto que ha dado apertura a una forma de expresión poco educativa, a la que se ha definido como un sinónimo de vulgaridad popular o idiotismo, ya que los términos dialécticos que se emplean en este tipo de comunicación no son los habituales, al contrario contienen una combinación entre sátira y afecto, que solo puede ser comprendida y aceptada por otros miembros de aquel grupo social cuya amistad este consolidada, ya que estos modismos carecen de toda norma o estructura gramatical que destaque su importancia. Llegado a este punto la palabra adquiere una connotación de fuerza, que permite que la comunicación se vuelva un vehículo de diálogo, que hace que las diferencias se rompa y se modifiquen para hacer de un término local algo más nacional, que evidencia todos aquellos discursos cooperativos que no solo nos permiten acortar distancia y reconstruir la historia, sino un acercamiento más cordial, que se basa principalmente en aquel gesto de familiaridad que se ha creado y con él una nueva cultura dialéctica que nos une como hermanos. Misma que han generado una revolución social que deja de lado muchas barreras invisibles que por mucho tiempo nos han etiquetado y definido. Haciendo que por primera vez esa interrelación de unos con otros sea una auténtica e idónea costumbre en la que todos puedan ser partícipes de la transformación socio-cultural de nuestro idioma. | |