dc.description.abstract | Con motivo de las últimas elecciones municipales surgió de nuevo, en los comentarios de analistas, políticos y periodistas, el tema resobado de la crisis de la democracia en Costa Rica. Y lo expreso en forma reiterativa porque se comenzó a plantear, ya formalmente, desde que se consolida el bipartidismo con el pacto que sellan el presidente Monge Álvarez y Rafael A. Calderón Fournier (1982-1986) para la consolidación del Partido Unidad Social Cristiana, y alcanza un pico en las elecciones presidenciales del 2002 cuando el abstencionismo se localiza, por primera vez en tiempos de la II República, alrededor del 30% del padrón electoral. Desde ese momento, la crisis de la democracia se ha identificado, como en otros países de América Latina, con crisis en el régimen político, en el de las instituciones de representación, pasando por crisis en el sistema de partidos políticos, de la cultura de-mocrática, hasta la de la ciudadanía…, sin que, ante tantas perturbaciones, se hayan hechos planteamientos concretos de cómo rasgar el velo para ver qué se oculta detrás de ellas. Pareciera pues, conveniente, detenerse un poco y buscar entre las principales manifestaciones concretas, el origen de los problemas que se están identificando con las crisis de la democracia, de los partidos, de la ciudadanía, etc., para poder entender, primero, de qué estamos hablando, cuáles son las manifestaciones y cuál o cuáles son sus fundamentos o determinantes, y en seguida entonces, plantearse formas concretas de atenderlos. | |