dc.contributorVera, Paula
dc.contributorGravano, Ariel Rodolfo
dc.contributorAliaga, Felipe
dc.creatorGonzález Bracco, María de las Mercedes
dc.creatorLaborde, María Soledad
dc.date.accessioned2020-11-16T20:04:49Z
dc.date.accessioned2022-10-15T11:10:04Z
dc.date.available2020-11-16T20:04:49Z
dc.date.available2022-10-15T11:10:04Z
dc.date.created2020-11-16T20:04:49Z
dc.date.issued2019
dc.identifierGonzález Bracco, María de las Mercedes; Laborde, María Soledad; Identidades barriales alter(iz)adas: inclusiones y exclusiones en la patrimonialización del Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires; Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; 2019; 157-189
dc.identifier978-987-4901-16-3
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/11336/118456
dc.identifierCONICET Digital
dc.identifierCONICET
dc.identifier.urihttps://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/4379266
dc.description.abstractLos procesos de patrimonialización implican la selección y la legitimación de determinados referentes o elementos que tienen la capacidad de representar simbólicamente una identidad, siendo activados desde algún sujeto y por lotanto, vinculados a las relaciones de poder (Prats, 1997). A partir de esta premisa, el presente trabajo se propone analizar la relación entre los procesos de patrimonialización del centro histórico de la ciudad de Buenos Aires en el contexto de desarrollo de la ciudad neoliberal y del multiculturalismo, a partir de la producción de identidades barriales alterizadas y de las inclusiones - exclusiones de ciertos grupos sociales. Para ello, describiremoslas negociaciones, conflictos y tensiones sobre el patrimonio como recurso desde el Estado y desde distintos sectores sociales que disputan y co-producenel paisaje urbano de la ciudad. La investigación se llevó a cabo desde una perspectiva etnográfica con una propuesta metodológica-conceptual que pone la atención en la relación entre el orden socio-espacial y la experiencia construida a partir de las prácticas y representaciones que significan la vida en la ciudad comprendidas en la noción de habitar(Duhau y Giglia, 2008). El habitar expresa el ´un conjunto de prácticas y representaciones que permiten al sujeto colocarse dentro de un orden espacio-temporal, al mismo tiempo reconociéndolo y estableciéndolo. Se trata de reconocer un orden, situarse dentro de él, y establecer un orden propio´ (Giglia, 2012: 13).Nuestro supuesto es que la patrimonialización de los barrios del Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires conlleva una disputa en torno a la construcción de la idea de lo barrial (Gravano, 2003) y la alterización de ciertos sectores sociales en continuidad con los procesos de producción de la nación y la porteñidad. Proceso que implica una acción política desde las activaciones patrimoniales ´desde arriba´ y ´desde abajo´ que coadyuvan a la producción de un paisaje urbano como ordenamiento de las diferencias y de las presencias deseables y posibles en la centralidad de la ciudad. La autonomización de la ciudad de Buenos Aires en 1996 se constituyó como un nuevo punto de partida en la construcción de herramientas de política pública vinculadas tanto al desarrollo inmobiliario como al posicionamiento de Buenos Aires como destino de turismo urbano, dando inicio a un nuevo tipo de gestión de la cultura espectacularizada. En el Casco Histórico el sector privado profundizó la activación de nuevos atractivos para seducir a un mercado que fue diversificándose y sofisticándose. Aparecieron nichos antes desconocidos o poco explotados, como el turismo de cruceros, de congresos y convenciones, el turismo gay, estudiantil, idiomático, entre otros. Muchos de estos nuevos emprendimientos propusieron al Casco Histórico, junto con su patrimonio cultural y urbano, como parte de la ?experiencia? ofrecida al turista, que puede incluir asistir a una milonga, ir a pasear y a comer a lugares por fuera de los circuitos tradicionales, o alojarse en viejas casas chorizo reconvertidas en hoteles boutique. Por otra parte, primaron las políticas culturales vinculadas a posicionar a la ciudad como un centro cultural y de espectáculos, por lo que se expandió notoriamente la organización de eventos tales como festivales y recitales, tanto para los ciudadanos como para el consumo turístico. Estas dos tendencias sufrieron, al igual que el resto de la economía nacional, los embates de la crisis que se profundizó hacia fines de los 90 y que estalló en diciembre de 2001, para luego dispararse de manera meteórica en los años de recuperación posterior, en lo que se dio en llamar el boom (Gorelik,2006), acelerando y potenciando el proceso de renovación urbana. Como parte de este proceso, se construyó la actual imagen? de barrio histórico y cultural atractivo a cierto perfil de clases medias, que se instalaron en casas antiguas y PHs a reciclar o ya reciclados (Ostuni etal., 2008).Lacalle Defensa es uno de los ejes que estructura el Centro Histórico y a la vez, es la que pone de relieve la relevancia del espacio público como rasgo distintivo en el proceso de transformación de la recualificación urbana(Crovara y Girola, 2009) y como ámbito de mediación, a través del cual las identidades sociales, las prácticas e imágenes socio-espaciales pueden ser creadas y contestadas (Menezes, 2009). Si bien este eje turístico se consolido en la década del 90, el paisaje sigue mostrando que la puesta en escena urbanística escenográfica patrimonial no termina de completarse de manera ideal.  Además de la presencia heterogénea de población, es posible encontrarse con locales de diseño al lado de los viejos anticuarios, casas patrimoniales remozadas junto a otras no patrimoniales con fachadas deterioradas por falta de mantenimiento, entre otras disrupciones del paisaje tradicional. A pesar de estos contrastes, este cambio de paisaje más orientado al carácter posmoderno de la ciudad (Amendola, 2000)que se nuclea principalmente en esta calle contrasta con la mayoría de las cuadras del barrio en relación con el tipo de población que lo habita. Los residentes en calidad de turistas o de extranjeros jóvenes que hacen estancias cortas y eligen vivir en este barrio bohemio son un número acotado en comparación con la mayoría de la población de residencia permanente. Dicha población es de una gran heterogeneidad expresada en una clase media,media-alta y baja que vive en  antiguos caserones restaurados, pequeños departamentos de alquiler y/o en casas tomadas-. Así por ejemplo, en los últimos años un grupo de vecinos de clase media junto a comerciantes de del barrio vienen buscando instalar un ordenamiento territorial en torno a la idea de ´distrito histórico´ - en consonancia con los distritos económicos promovidos por el gobierno de la ciudad. Con la idea de promover un desarrollo económico controlado que respete el patrimonio urbano, controle la turistificación del barrio y preserve la identidad del barrio, desde este ámbito se propone una imagen de San Telmo vinculada al cosmopolitismo y al consumo cultural. La zona, a su vez, es apropiada por diversos sectores populares, personas en situación de calle u otros que en su mayoría no residen en la zona ni en la ciudad de Buenos Aires pero que llegan al centro histórico para trabajar en los comercios, como vendedores ambulantes o en las ferias de usado y de artesanías, como artistas callejeros, para pasear o incluso como un lugar de gran contenido simbólico para llevar a cabo prácticas culturales específicas, como por ejemplo, los afro uruguayos y candomberos, quienes se construyen allí a partir de cierta resignificación del sentido de lugar del Casco Histórico en continuidad con el pasado esclavista y el presente de prácticas de candombe por las calles .Estas presencias ´más populares´ al igual que el impulso desarrollador de los nuevos emprendimientos fueron observadas por la Dirección General de Casco Histórico como rasgos que afectan a la identidad del área. En tal sentido, observamos que el Estado opera en favor del imaginario de ciudad tradicional en congruencia con el desarrollo de ciudad neoliberal, expresando las contradicciones inherentes a la producción de ´lo barrial´. Podemos decir que el proceso de patrimonialización y de puesta en valor no llegó a reemplazar a la población de los sectores medio-bajos y populares, quizá porque la esfera del mercado no fue el único actor interviniente y el proceso de reconversión tampoco atrajo grandes inversores privados. Así ,creemos que resulta fundamental rescatar la importancia del plano simbólico en las disputas por la legitimación de los distintos grupos sociales, dado que las inclusiones y exclusiones no juegan solo en términos de clase sino en las posibilidades de apropiación efectiva de la ciudad desde los distintos grupos. ¿Qué ocurre entonces con la heterogeneidad de sujetos y dimensiones simbólicas que ´no entran´ en el escenario patrimonial? Analizaremos aquí la relación entre los actores legitimados para ocupar y producir el centro histórico (desde el Estado a las organizaciones de comerciantes, galerías de arte y visitantes y residentes que comulgan con esa ´imagen´ construida del espacio) y las organizaciones populares que negocian su inclusión y resisten las negaciones y expulsiones a partir de una presencia que interpela el plano cultural-simbólico.
dc.languagespa
dc.publisherUniversidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
dc.relationinfo:eu-repo/semantics/altIdentifier/url/http://editorial.unicen.edu.ar/node/141
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/2.5/ar/
dc.rightsinfo:eu-repo/semantics/openAccess
dc.sourceCiudades (in)descifrables: Imaginarios y representaciones sociales de lo urbano
dc.subjectCASCO HISTORICO
dc.subjectIDENTIDADES BARRIALES
dc.subjectGENTRIFICACION
dc.subjectBUENOS AIRES
dc.titleIdentidades barriales alter(iz)adas: inclusiones y exclusiones en la patrimonialización del Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires
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dc.typeinfo:ar-repo/semantics/parte de libro


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