dc.description.abstract | A quince años de los inicios del siglo XXI, muchos autores consideran que finalmente se alcanzó esa sociedad igualitaria, esa polis democrática que habían delineado los griegos. La globalización aparecía, para muchos, como la utopía capaz de lograr la gran aldea global, la igualdad de oportuni-dades para todos los habitantes del mundo, el reino de Utopía con el que soñó Tomás Moro? Sin embargo, la integración, la aldea global, la promesa de una democracia mundial y de un estado global incluyó a unos pocos. Los Otros, la gran masa mundial de desfavorecidos, no pudieron aprovechar las "ventajas" de la globalización en los diversos aspectos: económicos, políticos, culturales, sociales y también educativos. El desamparo que marca la posmodernidad se manifiesta no solo en el aflojamiento de los lazos afectivos, sino, por sobre todo, en la absoluta inconsistencia del sujeto para afrontar un modelo que se centra en los objetos, las mercancías y la dominación hegemónica en cada uno de los aspectos. El mundo posmoderno se vuelve a dividir en dos: los exitosos y los excluidos de la globalización. Entre esos grandes desfavorecidos se encuentran los aborígenes latinoamericanos. Ellos, históricamente, son los grandes excluidos de la historia occidental. | |