dc.description | El área estudiada comprende esa parte de la pampa de la Provincia de Buenos Aires regada
por el curso inferior del río Salado, desde General Belgrano hasta su desembocadura en la
Bahía de Samborombón.
Su clima homogéneo corresponde al C.f.a. de la clasificación de Koeppen: templado, con
lluvias moderadas y repartidas durante todo el año; pero con variaciones de Oeste a Este, que
determinan una lenta y paulatina transición entre el tipo continental y el oceánico.
Desde el punto de vista de su morfología, el área presenta las características de la llanura
pampeana de que forma parte; es sumamente chata, con desniveles exiguos y casi
imperceptibles debido a la gran extensión de las formas de su superficie. En una distancia que
supera los 100 kilómetros, entre General Belgrano y la costa oceánica, el desnivel apenas
alcanza a los 20 metros.
Por el estudio de sus características morfológicas y por los resultados de las distintas
perforaciones efectuadas, especialmente la de General Belgrano, surge evidente que la región
se extiende dentro de esa faja de hundimiento que Frenguelli ha designado "Pampa deprimida".
La monotonía de la llanura está sin embargo interrumpida por detalles hidrográficos y
topográficos interesantes. Su hidrografía está dominada por el río Salado que desagua la zona
con el concurso de escasos afluentes. Su curso marca el eje de este tramo de Pampa
deprimida y representa un río relativamente reciente que desde la Bahía de Samborombón ha
ido remontando la depresión y capturando progresivamente las numerosas cuencas cerradas
que ocupan esta zona pampeana. Sus sales seguramente derivan del lavado meteórico de los
terrenos superficiales que forman sus laderas, terrenos que por ser de origen geológicamente
resistente, todavía presentan elevadas cantidades de sales.
Como todo río de llanura, su cauce es sumamente tortuoso, con grandes y numerosos
meandros que alargan considerablemente su curso. Además presenta frecuentes fenómenos
de abandono y reactivación de lechos, motivados por variaciones de su caudal que llega a
máximos considerables en las épocas de intensas lluvias.
Además sobresalen sobre el exiguo nivel de la zona, dos sistemas de elevaciones de distinto
carácter: el de los cordones conchiles costeros, que en forma de lomadas con declives mas o
menos suaves alcanzan hasta alturas de 6 a 7 metros sobre el nivel del mar; y el de algunos
montículos aislados, de formas aun mas pronunciadas, que se distribuyen en el interior. En su
conjunto forman una serie que puede dividirse en dos grupos: uno al Sur, a lo largo del río
Salado, entre Pila y Castelli y otro al Norte, sobre el borde oriental de la laguna del Siasgo, al
Norte de General Belgrano, donde los montículos, en partes, alcanzan alturas de 23 metros
sobre el nivel del mar (7 a 10 metros sobre el nivel de la llanura circundante).
Otro rasgo morfológico de la zona es la presencia de dos ordenes de terrazas fluviales, debidas
a los sucesivos movimientos epirogénicos positivos que, en diversos momentos, levantaron el
suelo y determinaron sucesivos descensos del nivel de base general de la erosión, provocando
sucesivos ahogamientos de los cauces.
Los dos ordenes de terrazas: alta y baja, corresponden a las dos ultimas oscilaciones que
movieron la pampa y que coincidieron con el final de la sedimentación del Bonaerense y el final
de la sedimentación del Platense, respectivamente. De esta manera ellos marcan el final de la
sedimentación pampiana (Pleistoceno) el primero y el final de la sedimentación postpampiana
(Holoceno) el segundo. El escalón de la terraza baja (postpampiana) está formada por los
sedimentos lujanenses, querandinenses y platenses, y apenas se levanta de 0.50 a 1.50
metros sobre el actual lecho fluvial, mientras el de la terraza alta, formado por el Ensenadense,
y el Bonaerense, con cubierta parcial de camadas loéssicas más recientes, forma suaves
barrancas que ascienden a lo sumo hasta 4 o 5 metros sobre el mismo nivel.
En cuanto a la geología de la zona, los pisos que en ella asoman van desde el Ensenadense
hasta el suelo actual. Los demás terrenos mas antiguos conocidos en la pampa, desaparecen
en el subsuelo, pudiéndoselos alcanzar únicamente mediante perforaciones.
El mismo Ensenadense sólo logra aparecer, únicamente con su parte superior y con reducidos
espesores, en las laderas del amplio valle del río Salado y en contados puntos donde más
actuó la erosión. Ocasionalmente aparece también en los puntos donde el desplazamiento
lateral de los meandros del Salado han logrado afectar el escalón de la alta terraza.
El Ensenadense es de color pardo, a veces grisáceo o verdoso y presenta, a distintas alturas,
niveles de concreciones calcáreas (tosquillas) ramificadas o botrioides. Se mostró muy pobre
en contenido fosilífero; en sus cortes solo pude reconocer algunas astillas de huesos de
mamíferos en muy mal estado de conservación.
El Bonaerense, que constituye el piso loéssico predominante y característico de toda la llanura
pampeana, aquí, en gran parte, ha sido desbastado y en ocasiones, destruido por la erosión y
los escurrimientos pluviales. Sus materiales llevados a los cauces y a las cuencas,
constituyeron el aporte principal para la sedimentación postpampiana. A pesar de que en la
zona estudiada ha debido soportar este fenómeno denudativo en forma intensa, especialmente
en la parte afectada por el río Salado, representa el elemento estratigráfico dominante. Es un
loess pardo claro, algo rojizo, con niveles de concreciones calcáreas nodulares y en el que
tampoco se hallaron fósiles.
El Lujanense, formado por sus característicos limos arcillosos verde grisáceos, a veces
parduzcos, constituye el miembro más antiguo del Postpampiano. Ocupa la base de las
barrancas de la baja terraza, desapareciendo en parte debajo de las aguas de los cauces y de
las cuencas. Se caracteriza por su riqueza en restos de mamíferos fósiles.
En su aspecto típico de limo lacustre, el Lujanense se observa desde General Belgrano hasta
una línea transversal que une la laguna La Tigra hasta llegar a la de Las Barrancas. Al Este de
esta línea imaginaria, sus limos son progresivamente substituidos por los depósitos del
Querandinense, esto es por su facies marina.
El Platense también ofrece facies diferentes. En el interior pudo distinguirse un Platense inferior
y un Platense superior. El inferior, está representado por sus conocidos limos lacustres de color
gris ceniciento, caracterizados por su elevado contenido en frústulos de diatomeas.
Además de las diatomeas contiene otros numerosos microfósiles (células silíceas de
gramíneas, espículas de esponjas, caparazones de fagelados) y moluscos de agua dulce,
todos correspondientes a las mismas especies que viven todavía en los pantanos y marjales de
la zona. También los restos de los grandes mamíferos del Lujanense en él han desaparecido
para dar lugar a los de la fauna actual. El superior atestigua, en cambio, una fase de clima árido
que siguió a la breve fase inicial húmeda del Platense inferior. Está representado por
acumulaciones de un loess arenoso, casi suelto, mas o menos calcarífero, de colores claros,
superficial, muy diferente a los limos loéssicos del pampiano medio y superior y mas aún del
Araucaniano con el que a veces fue confundido. Este loess forma los montículos ya
mencionados y que representan el remanente de antiguos cordones medanosos. Externamente
a la zona y a lo largo de una línea subparalela a la costa, observamos una tercera facies,
constituida por los cordones conchiles ya mencionados.
Por último, el Cordobense en su facies típica es un loess pardo grisáceo, algo mas calcarífero y
pulverulento que el loess del Platense. Su existencia puede, o mejor dicho, pudo comprobarse
solamente en el dorso de los montículos del Platense superior. En el resto de la zona, su
delgado manto generalmente ha sido destruido por la denudación superficial.
Con excepción de los cordones del Platense, compuesto por acumulaciones de conchilla
marinas, la composición mineralógica y química de los sedimentos que constituyen los distintos
pisos geológicos resulta uniforme. En todos sus pisos el componente principal está constituido
por partículas finísimas y turbias de silicatos granuloss, solubles, de composición muy
compleja, probablemente derivados de una alteración muy profunda de las rocas feldespáticas
del Oeste y traídos a la llanura por los vientos y las corrientes. Entre los componentes
accesorios son frecuentes las partículas de vidrio volcánico y de cuarzo; en menor proporción
se hallan los granos de feldespatos a veces muy alterados, anfíboles, piroxenos, laminillas de
mica, rutilo, zircón, opidoto, granate, etc. Todos los pisos presentan una mayor o menor
cantidad de células silíceas de gramíneas, lo que indica que su sedimentación se efectúo en un
ambiente de estepa herbácea.
Los suelos hallados en la zona investigada, exceptuando los que cubren los depósitos de
origen marino, en general no forman un conjunto de tipos muy diferentes entre sí: la homogeneidad en la composición mineralógica y química de los materiales originarios y el
hecho de estar sometidos todos a la influencia de un clima semejante, han dado lugar a un tipo
edafológico con variaciones mas que todo debidas a sus diferentes condiciones de
sedimentación. No obstante se han distinguido los siguientes grupos:
1 Suelos de la llanura alta
2 Suelos de la llanura baja inundable
3 Suelos de los cordones conchiles
4 Suelos calcáreos del cauce de inundación del río
5 Suelos de cangrejal
Suelos de la llanura alta. Cubren los terrenos mas altos, mejor drenados y mas fértiles de la
llanura, constituidos por el loess del Bonaerense, el limo del Ensenadense y los depósitos
eólicos del Platense superior. Por el bajo contenido en materia orgánica y el reducido
porcentaje de carbonato de calcio, evidentemente han sufrido modificaciones, probablemente
debidas a sus condiciones topográficas y, por lo tanto, sus caracteres no responden
exactamente a los de nuestro chernosom. Por ello, podrían ser considerados como
chernosoms degradados. Son ricos en nitrógeno, potasio, fósforo y magnesio. El calcio, aunque
en partes es deficiente, en general se halla en proporción normal.
Suelos de la llanura baja inundable. Su evolución se efectuó sobre terrenos mas jóvenes,
formados por materiales arrastrados de los sedimentos anteriores y redepositados. En efecto,
sus materiales originarios son los limos y arenas del Lujanense-Querandinense y, en parte, las
arenas conchíferas del Platense, distribuidas en la zona que se extiende desde la superficie
abarcada por los suelos anteriores hasta los cordones conchiles. Son suelos equivalentes a los
anteriores; pero mucho mas jóvenes y todavía en vías de un desarrollo bajo un clima análogo,
pero en condiciones de mayor humedad y de menor drenaje. Contienen aproximadamente la
misma cantidad de potasio y magnesio, pero son mas pobres en calcio. Son suelos pesados y
húmedos, utilizables únicamente para ganadería, aunque susceptibles de mejoramiento.
Suelos de los cordones conchiles. En su distribución siguen los cordones conchiles sobre los
cuales han evolucionado. Son suelos endodinamórficos, aún no maduros y caracterizados por
su alto contenido en bases substituibles, en carbonato de calcio libre y en la materia orgánica
que le confiere su característico color negro. Puede considerárselo como un rendzina. En todo
el perfil no presenta sales solubles y, aunque el valor de su PH es alto, este no llega a ser
perjudicial para la vegetación. Son suelos ricos en calcio, nitrógeno, magnesio y potasio; el
fósforo, en cambio es deficiente. En cuanto a su fertilidad son comparables a los chernosoms.
Suelos calcáreos del cauce de inundación del río. Se hallan distribuidos por ambas márgenes
del cauce actual del río y a veces en los bordes de lagunas formadas a lo largo de cauces de
antiguos afluentes hoy extinguidos. Si bien en su horizonte presentan altos porcentajes de
carbonato de calcio, han sido separados como una entidad aparte porque en su evolución
intervienen también procesos similares a los de los suelos gleyzados. Por otra parte su contenido en sales solubles, durante los períodos estivales, adquiere valores elevados. Son
suelos malos para la agricultura.
Suelos de cangrejal. Este tipo de suelo se ha desarrollado en la parte mas directamente
influenciada por las aguas saladas del mar y las del río Salado en su desembocadura. Se
forman sobre los sedimentos traidos por los aluviones y depositados a lo largo de la costa por
las aguas del estuario. En su evolución intervienen procesos incompletos y alternados de
oxidaciones y reducciones, en un ambiente continuamente en contacto con una napa freática
muy superficial. Son suelos ricos en materia orgánica; pero su alto contenido en sales, su
excesiva alcalinidad y su textura fuertemente arcillosa los hacen completamente inapropiados
para la agricultura y la ganadería. | |