Artículos de revistas
Carta Samaritanus Bonus de la Congregación para la Doctrina de la Fesobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida
Fecha
2021Registro en:
1515-6850 (impreso)
2683-6998 (online)
Autor
Congregación para la Doctrina de la Fe (2020 : Santa Sede)
Institución
Resumen
Resumen: El Buen Samaritano que deja su camino
para socorrer al hombre enfermo
(cfr. Lc 10, 30-37) es la imagen de Jesucristo
que encuentra al hombre necesitado
de salvación y cuida de sus heridas y
su dolor con «el aceite del consuelo y el
vino de la esperanza».[1] Él es el médico
de las almas y de los cuerpos y «el testigo
fiel» (Ap 3, 14) de la presencia salvífica de
Dios en el mundo. Pero, ¿cómo concretar
hoy este mensaje? ¿Cómo traducirlo en
una capacidad de acompañamiento de la
persona enferma en las fases terminales
de la vida de manera que se le ayude respetando
y promoviendo siempre su inalienable
dignidad humana, su llamada a
la santidad y, por tanto, el valor supremo
de su misma existencia?
El extraordinario y progresivo desarrollo
de las tecnologías biomédicas ha
acrecentado de manera exponencial las
capacidades clínicas de la medicina en el
diagnóstico, en la terapia y en el cuidado
de los pacientes. La Iglesia mira con
esperanza la investigación científica y
tecnológica, y ve en ellas una oportunidad
favorable de servicio al bien integral
de la vida y de la dignidad de todo ser
humano.[2] Sin embargo, estos progresos
de la tecnología médica, si bien preciosos,
no son determinantes por sí mismos para
calificar el sentido propio y el valor de la
vida humana. De hecho, todo progreso en
las destrezas de los agentes sanitarios reclama
una creciente y sabia capacidad de
discernimiento moral[3] para evitar el uso desproporcionado y deshumanizante de las tecnologías, sobre todo en las fases críticas y terminales de la vida humana.