Artículos de revistas
Progresos económicos, deudas estructurales y desigualdades sociales persistentes en la Argentina: 2003-2012
Fecha
2014Registro en:
2250-6942
10.30972/dpd.33785.
Autor
Salvia, Agustín
Institución
Resumen
El desempeño social de la Argentina en las últimas dos décadas ha estado asociado
con dos modelos político-económicos diferentes. Por una parte, el período que va
entre 1991 y 2001, dominado por la aplicación de reformas estructurales y políticas de
apertura y liberalización económicas de inspiración neoliberal, junto con la aplicación
de un programa antiinflacionario basado en un régimen de convertibilidad (tipo de
cambio fijo en paridad con el dólar). En este marco, se logró controlar la situación de
hiperinflación, acceder al crédito externo, equilibrar el gasto público, promover la
inversión de capital y activar un ciclo de crecimiento económico. Como consecuencia
de este proceso, si bien descendió inicialmente la pobreza, creció el desempleo,
aumentó la precariedad laboral y se ampliaron las brechas de desigualdad social.
Pero a finales de la década, cuando no fue posible acceder al financiamiento
externo, las restricciones monetarias estancaron la economía interna. El déficit fiscal y la
abultada deuda pública acumulada emergieron una vez más como una seria restricción
a las posibilidades de crecimiento. La inflexibilidad del modelo de estabilización de
precios para adecuar los niveles de competitividad, sumado a la caída de los precios de
los bienes primarios de exportación potenciaron la recesión.1
En este contexto, la puesta en marcha de medidas de ajuste agravó la situación, lo
cual condujo en último término a declarar el default de la deuda a fines de 2001, a la
salida del régimen de convertibilidad y a una fortísima devaluación a principios de 2002. El país enfrentó un colapso socioeconómico y político-institucional sin
precedentes.
Sin embargo, los efectos regresivos de esta crisis comenzaron a diluirse rápidamente
a finales de 2002. A partir de ese momento, bajo condiciones externas favorables, a
través de políticas heterodoxas en materia salarial, cambiaria, monetaria y distributiva,
se inició un período de sostenido crecimiento.
La devaluación modificó radicalmente el sistema de precios y el comportamiento
macroeconómico, generando además de una caída en los salarios, un incremento
sustantivo en el tipo de cambio real, una rápida respuesta exportadora y una creciente
sustitución de importaciones; este proceso fue también favorecido por el incremento
que experimentaron los precios de las exportaciones primarias en el mercado mundial.
Todo esto generó una fuerte recuperación del nivel de actividad y del empleo, así como
un creciente superávit comercial y fiscal. En este contexto, fue posible estabilizar la
inflación, cancelar deudas y reactivar el consumo interno. En igual sentido operaron las
políticas activas en materia de inversión pública, salario mínimo, negociaciones
colectivas y jubilaciones, así como también la extensión de los programas sociales de
transferencia de ingresos para familias sin empleo. Estas condiciones hicieron posible
un aumento de los ingresos reales de los hogares, una disminución de la pobreza y una
mejor distribución del ingreso...