Artículo de revista
The fragmentation of a discipline: how diversity elevates and undermines Ir’s normative potential
Fecha
2020-06-01Registro en:
10.18601/16577558.n32.03
2346-2132
1657-7558
Autor
Beckmann, Nicolas Alexander
Institución
Resumen
Las relaciones internacionales (RR.II.) se han ido transformando de una disciplina relativamente Estado-céntrica, que principalmente se preocupa por la seguridad internacional y el comportamiento de las grandes potencias, en un campo de juego intelectual mucho más diverso. El presente artículo evalúa las implicaciones de esta transformación en relación con el potencial normativo de las RR.II., el cual es definido en términos de producción de conocimiento y pensamiento crítico. Aunque la creciente diversidad ayuda a abordar los múltiples desafíos y crisis a los que se enfrenta la humanidad, también es evidente que el conocimiento y la jerga especializados, que son necesarios para participar en un subcampo particular, impiden que los académicos de las RR.II. se entiendan entre ellos. Este desarrollo no solo socava la vitalidad de nuestro campo de estudio, sino que también obstruye nuestra capacidad de interactuar con actores políticos y relacionarnos con el público. Además, comunidades académicas que solo miran hacia adentro minimizan el pensamiento crítico. Aunque no existe una panacea para revertir esta tendencia, el artículo afirma que el cultivo de redes de diálogo puede mitigar sus peores efectos al facilitar el aprendizaje mutuo y mejorar nuestras habilidades comunicativas. International Relations (ir) has transformed from a relatively state-centric discipline that was primarily concerned about international security and the behavior of great powers into a highly diverse intellectual playing field. The present article assesses the implications of this transformation in relation to ir’s normative potential, defined in terms of knowledge production and critical thinking. Although the field’s growing diversity helps addressing the multiple challenges and crises the world is currently facing, it is also evident that the specialized knowledge and jargon that is needed to engage in a specific subfield prevents ir scholars from understanding one another. This development not only undermines the liveliness of the field, but also obstructs our capacity to interact with political actors and engage with the public. Furthermore, inward-looking scholarly communities curtail critical thinking. Although there is no panacea that can reverse this trend, the article claims that cultivating networks of dialogue may assuage its worst effects by facilitating mutual learning and improving our communicative skills.