¿Por qué es tan escasa la participación de la mujer en política?
Autor
Carrión Velásquez, Raquel Sofía
Institución
Resumen
Una larga lucha, con pequeñas victorias por superar límites impuestos desde el pensamiento androcentrista pone de manifiesto que se requiere de más tiempos inmemorables para alcanzar la paridad sin el estigma del género. Esa herencia religiosa y cultural que se tornó social le dificulta a la mujer acceder a opciones de liderazgo. Claros ejemplos fueron Juana de Arco y Sor Juana Inés de la Cruz, quienes se destacaron en el ámbito político-militar y literario, respectivamente, disfrazadas de hombres.Se le atribuye a uno de los teólogos más importantes de la iglesia católica, Tomás de Aquino un punto de vista sesgado (obviamente a nivel religioso) sobre la mujer: "El sometimiento y el empequeñecimiento fueron consecuencia del pecado.Desde la misma familia, los círculos
más cercanos de amistad, la injerencia en redes sociales. Esta incidencia no es un fenómeno de Colombia o América Latina, es “completamente falso” asociar “la violencia contra las mujeres en política” a la pobreza de una región, a carencias académicas, incluso a personas adineradas o con una herencia política u económica comprobada siguen ocurriendo hechos de arbitrariedad para una mujer activa en política.Aunque muchas mujeres sienten igualdad frente al patriarcado imperante, dentro de las cuatro paredes de su casa asustan los verdaderos desafíos. Una cosa es decir, otra, sentir. Por supuesto que no es una debilidad de la mujer, es una falencia del Estado, de las prácticas culturales, de la sociedad permisiva en su conjunto. Se han dado impulsos valiosos de ruptura contra ese orden establecido “per se”, al vincularse la mujer al trabajo devengado y participar en las luchas sociales de nuestro país.Pero sigue siendo difícil. El esfuerzo por mantener unida una familia es arduo, ingrato e inexplicablemente desdeñado hasta por los propios hijos. Trabajan, también atienden el hogar, cuidan de sus hijos, limpian, cocinan, reparten el tiempo entre sus jefes, las reuniones del colegio, el cansancio mental, la agotadora rutina de la casa, maternidad, crianza y stress.Otras mujeres saltan todos los obstáculos y tienen fuerzas suficientes para liderar proyectos políticos, donde aprenden a lidiar con la presión mental.Abrir espacio en los partidos políticos implica recursos, contactos, probar la inteligencia (a los hombres no se les solicita este requisito). A ellas se les somete a muchos filtros para aspirar a ser cabeza de lista por un partido. Los cambios se han dado, y a pasos gigantes, solo que las brechas generacionales también son enormes. El respaldo del hombre hoy es mayor, la formación académica es cada vez más alta en mujeres, el liderazgo existe, se consigue; aunque quede faltando un poco más para alcanzar las metas propuestas. Se debe llegar a cambiar la frase “detrás de cada hombre hay una gran mujer” porque las mujeres no necesitan algo más de empoderamiento (lo tienen de sobra), se requiere ejercer poder.No obstante, en pleno proceso electoral en Colombia, la disparidad frente a la participación política de la mujer; además de ser evidente es vergonzante. De ocho candidatos a la presidencia del país, solo dos mujeres aspiraban a ejercer la más alta distinción electoral.Es indudable que el patriarcado se ejerce desde el mismo nacimiento de la sociedad y va de la mano con las prácticas religiosas impuestas culturalmente. Esa obediencia al hombre idealiza el “pensamiento machista” y sustenta la “debilidad de la mujer” colocándola siempre en posición de inferioridad para ejercer liderazgo.La dependencia socioeconómica no debe ser un obstáculo que de las mujeres en su acceso al mundo político. Así como las posiciones de género, la sobrecarga laboral, la
discriminación cultural, el sometimiento religioso, su falta de confianza en sí misma para postularse a cargos políticos o de dirección.La mujer debe estar dispuesta para asumir la política. En el artículo “La democracia en el mundo y en la casa”, recopilado en el libro Voces insurgentes, la autora afirma que se aspira al poder político “aspirando a la libertad humana, buscando la desalineación en las relaciones de poder”, construyendo con solidaridad.Las mujeres se han imaginado el mundo con rostro humano. Finalmente porque da vida, una lógica extraña de sentir por el otro. Hecho el tránsito de la sobrevivencia, la mujer buscó su liberación sexual, seguida por su independencia económica. Ahora resta asumir el ejercicio del poder político porque está visto que es desde el Estado que se transforma un pueblo en lo social, lo económico y cultural.