Los errores en la valoración probatoria y su incidencia en el debido proceso disciplinario
Registro en:
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Autor
Aponte Giraldo, Efrain Eduardo
Institución
Resumen
La máxima Corporación de lo Contencioso Administrativo, a partir del análisis de los artículos 128, 129, 141 y 142 del Código Disciplinario Único1, ha señalado que la autoridad disciplinaria cuenta con una potestad de valoración probatoria más amplia que la del mismo operador judicial penal, “que le autoriza para determinar, en ejercicio de una discrecionalidad razonada, cuándo obran en un determinado proceso pruebas suficientes para moldear la convicción respecto de la ocurrencia o no de los hechos, los que, a su vez, le conducen a la certidumbre de la comisión de la falta y de la responsabilidad del investigado. No obstante, lo anterior, y con ocasión del mayor margen de valoración probatoria con el que cuenta quien ejerce la potestad disciplinaria, en comparación con quienes administran justicia en materia penal, suelen presentarse errores en dicho ejercicio que se alegan ante la jurisdicción contenciosa, como parte de la pretensión de nulidad y restablecimiento del derecho por aquellos que resultan sancionados, yerros cuyo estudio resulta más relevante cuando provienen de la principal entidad en materia de investigación e imposición de sanciones disciplinarias administrativas, esto es, la Procuraduría General de la Nación. La valoración de las pruebas en que se fundamentan las decisiones administrativas y particularmente las disciplinarias resulta un tema inherente al debido proceso, al punto que la gravedad de algunos de los errores que se cometen en dicho ejercicio tienen la potencialidad de incidir en los fallos que profiere la Sección Segunda del Consejo de Estado, en los que se resuelve la declaratoria de nulidad de las sanciones disciplinarias. La problemática se ubica en la forma en que se lleva a cabo dicha actividad valorativa, considerando que se trata de un ejercicio en el que, por ejemplo, suele primar el principio de celeridad4 que caracteriza e inspira el procedimiento disciplinario, frente al deber de apreciación integral5, que exige que las pruebas sean consideradas conjuntamente de acuerdo con las reglas de la sana critica, exponiendo razonadamente el mérito de los medios de convicción que fundamentan los autos que resuelven definitivamente la actuación disciplinaria. The maximum Contentious Administrative Corporation, based on the analysis of Articles 128, 129, 141 and 142 of the Single Disciplinary Code1, has indicated that the disciplinary authority has a more extensive capacity to assess evidence than that of the same criminal judicial operator, "That authorizes you to determine, in the exercise of a reasoned discretion, when sufficient evidence in a given process is formed to shape the conviction regarding the occurrence or non-occurrence of the facts, which, in turn, lead you to the certainty of the commission of the fault and the responsibility of the investigated. However, the foregoing, and on the occasion of the greater margin of evidentiary valuation of the person exercising the disciplinary authority, in comparison with those who administer justice in criminal matters, there are usually errors in said exercise that are alleged before the contentious jurisdiction, such as part of the claim for nullity and restoration of the right by those who are sanctioned, errors whose study is more relevant when they come from the main entity in the field of investigation and imposition of administrative disciplinary sanctions, that is, the Attorney General's Office. The assessment of the evidence on which administrative decisions are based, and particularly the disciplinary ones, is an inherent theme of due process, to the point that the seriousness of some of the errors committed in that exercise have the potential to affect the failures that it makes. the Second Section of the Council of State, in which the declaration of nullity of disciplinary sanctions is resolved. The problem is located in the way in which this valuation activity is carried out, considering that it is an exercise in which, for example, the principle of celerity4 that characterizes and inspires the disciplinary procedure prevails, as opposed to the duty of appreciation. integral5, which requires that the evidence be considered jointly in accordance with the rules of sound criticism, reasonably exposing the merit of the means of conviction that are the grounds for the proceedings that definitively resolve the disciplinary action