Responsabilidad estatal por falla médica en la prestación de servicios de salud diagnóstico equivocado - estudio de caso - Casanare
Registro en:
instname:Universidad Libre
reponame:Repositorio Institucional Universidad Libre
Autor
Briceño Chiriví, Nelson Manuel
Vega Barrera, Roberto
Institución
Resumen
Uno de los servicios básicos con que debería contar la población sin dilación ni traba alguna, es el de la salud, pues de ella depende todo cuanto hagamos, tornándose, por lo tanto, indispensable en cualquier propósito que queramos emprender. Este debería ser uno de los pilares del Estado Social de Derecho, a pesar que está regulado en varios artículos de la Constitución Política y que ha sido producto de los enunciados internacionales en tratados y convenios, y que como si fuera poco la Corte Constitucional ha emanado suficiente jurisprudencia al respecto, en Colombia aún se sigue sufriendo por el acceso a ese vital servicio. Todo parte del hecho de querer convertir la salud, no en un designio constitucional obligatorio para el gobierno de turno, sino que ese mandato lo ha llevado al plano del negocio, muy lucrativo para entidades privadas, las que para hacerlo más rentable niegan sistemáticamente los procedimientos, intervenciones, medicamentos y hasta las citas. Los médicos también se han convertido en un instrumento de riqueza para esas organizaciones, pues la ética médica pasó a ser una ética del compromiso que adquiere éste para con su patrono, es decir, para con la entidad promotora de salud, la que debería llamarse, entidad promotora de riqueza, pues la vocación y ética del galeno se perdió por completo, ya no existen las ganas por querer auscultar la enfermedad por todos los caminos para determinar la patología y la posible cura, sino que lo que prima es la ligereza en los diagnósticos, pues el tiempo es limitado y hay que atender una buena cantidad de clientes para cumplir con la cuota. Es una verdad incontrastable la monetarización de la prestación de los servicios médicos asistenciales de salud en nuestro país, llegando a extremos inusitados, de ahí su crisis generalizada. Da tristeza ver las largas filas de personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, madres gestantes con sus menores hijos teniendo que trasnocharse en busca de una cita para mitigar su dolencia, cuando no es pegadas a un teléfono tratando de comunicarse con su E.P.S. para ser atendidos, pero que en la mayoría de casos la tan anhelada cita la dan para dos o tres meses después, en muchas ocasiones cuando corresponde el turno asignado ya es tarde, porque la enfermedad se ha dispersado tanto que se hace imposible su cura.