dc.description.abstract | Los cambios al interior de las organizaciones y del contexto en el que estas se desenvuelven hoy en día, obligan a que se adopten nuevas formas laborales de funcionar y por lo tanto a que se desarrollen procesos innovadores que les permitan mantenerse competitivas. Parte de estos nuevos procesos se relacionan con la capacidad de identificar y aprovechar situaciones potenciales de aprendizaje al interior de la organización, y también con la capacidad de gestionarlas efectiva y oportunamente; en tal contexto, el conocimiento se ha convertido en un activo que garantiza la permanencia competitiva de las organizaciones en el tiempo, si se utiliza de forma adecuada, oportuna y estratégica. (Alcover & Gil, 2002). Bajo la perspectiva antes mencionada, el aprendizaje social en sus distintas posibilidades: cooperativo y colaborativo, así como el desarrollo de oportunidades de aprendizaje al interior de las organizaciones, se consolidan como opciones importantes para gestionar de forma efectiva el conocimiento organizacional, ya que el aprendizaje individual es trasmitido a los miembros de una organización gracias a los procesos de socialización, establecidos por medio de rutinas y prácticas grupales (Alcover y Gil 2002). Estos tipos de aprendizajes: cooperativo y colaborativo sustentados en el proceso de trabajar y aprender juntos, que ha acompañado a la historia de la Humanidad, permiten que se gesten procesos de enseñanza y aprendizaje que propician la interacción, la reflexión, la cognición individual, y que en consecuencia pueden contribuir al logro de una meta común (Zañartu, 2003). | |