Oración fúnebre pronunciada en las solemnes exequias que el amor y la gratitud nacional consagraron a la memoria del eminentísimo señor libertador de Colombia, Perú y Bolivia el 21 de febrero del año de 1831, en la iglesia parroquial de la Villa de Medellín, capital del departamento de Antioquia, en cumplimiento de las órdenes del Gobierno Supremo de la República