La salchichita en el pan, los pezones cremosos, el sexo sabor a naranja, la madrecerda macrobiótica : una invitación (revuelta) marica al amor y la literatura

Abstract

Aquel hombre de 45 años que entra al cine porno Pussycat en busca de una experiencia sexual, ¿se considerará a sí mismo como queer? La pareja de hombres de unos 50 años que bailan pegados en el Semáforo, ¿son queer? La pareja de mujeres bogotanas que viven juntas desde hace 20 años, ¿son queer? Las trabajadoras sexuales trans del Santafé, ¿saben qué es ser queer? ¿Esta teoría de la que deriva este término, y un gran número de producciones académicas, tiene en cuenta la diversidad de historias, vivencias, violencias y sobre todo amores producto de un contexto latinoamericano, y más específicamente colombiano? ¿Molano pensaba en lo queer cuando escribía su primera novela, Un beso de Dick? ¿Vallejo escribiendo La Virgen de los sicarios, Porfirio Barba Jacob en su poesía? Esta invitación revoltosa pasa por lo queer, enfatizando y recordando la especificidad de su origen y el peligro del trasplante teórico que se ha generado alrededor de dicho término. Este paso por lo queer termina en lo marica y su relación con el amor, relación que escribió Fernando Molano en sus dos y únicas novelas: Un Beso de Dick y Vista desde una acera. Esta revuelta es circular, vuelve al inicio, en este caso el inicio es lo lésbico, expresado en tres poetisas: Yolanda Arroyo Pizarro, Rosa María Roffiel y Tatiana de la Tierra. El origen no sólo es el inicio, es el volver al sentimiento, cuerpo, y sensación. Volvemos a la naturaleza.