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Los Símbolos del Formativo en los Andes Centrales (3,500 – 1600 a.C.) Arquitectura, rituales y astronomía
Fecha
2017Autor
Guzmán Juárez, Miguel Ángel
Institución
Resumen
La investigación pretende dar una mirada interdisciplinar y reevaluar los datos obtenidos por las recientes investigaciones arqueológicas, que cada vez más se enfocan en poder comprender la “emergencia” de las sociedades complejas, proceso que se consolidó durante el periodo Formativo Inicial (3500 – 1600 a.C.) y que se revela de manera especial y asombrosa en la organización espacial de la arquitectura: desde el manejo del territorio y sus estructuras urbanas y arquitectónicas hasta sus diferentes elementos utilizados, solidariamente conectados en la construcción de referentes de la memoria. Dicha mirada enfatiza la lectura de la arquitectura como un sistema simbólico codificado socialmente. La arquitectura en clave simbólica.
Se han elegido algunos “sitios” arqueológicos ubicados dentro del área nuclear de los Andes norcentrales: Sechín Bajo y Las Haldas (valles de Sechín-Casma), Caral y Áspero (valle de Supe), Bandurria (valle de Huaura) y Shicras (valle de Chancay). Allí se han registrado y se vienen investigando diferentes edificios que presentan ciertas regularidades en su organización espacial, así como en su configuración formal, de tal manera que se postula la presencia de ciertos modelos o “patrones” arquitectónicos, y al mismo tiempo, los sistemas de comunicación, intercambio e interacción, que hicieron posible dichas recurrencias, estarían definiendo un primer “horizonte” de arquitectura simbólica. En una época que carece de cerámica, la “arquitectura” se convierte no sólo en un indicador, sino sobre todo, en un sistema complejo de diferentes procesos que contienen conocimientos especializados o tecnológicos, que podrían ser “leídos” a partir de la interrelación entre la organización del espacio, la organización del tiempo y la organización social, en el sentido de la construcción de un paisaje cultural simbólico.
De manera especial, la arquitectura pública concentra en el diseño de sus recintos, en su interrelación funcional y en su organización espacial como totalidad, un sentido cosmológico: una construcción ligada y sustentada en la sacralidad espacio-tiempo, concebida como una interdependencia recíproca entre los ciclos cósmicos y la organización social, como elemento necesario para la subsistencia y la reproducción o regeneración. Se trata de la arquitectura como construcción espacial que reelabora el orden, que manifiesta e incorpora —en la dirección y sentido de sus espacios— los rituales, los calendarios y el conocimiento astronómico: una cosmología del espacio arquitectónico.