El paisaje como reflejo del paisaje acumulado
Autor
Moreno, Carlos
Resumen
En el paisaje encontramos distintas imágenes que van desde lo primitivo, sobre un territorio no poblado, conformado por las fuerzas de la naturaleza y su permanente evolución, hasta aquél que es consecuencia de la acción humana, expresión del hombre en su dimensión social.
La intensidad del cambio marcará las potencialidades de las comunidades actuantes.
Estos cambios van dejando sus huellas. El paisaje estático es solamente una abstracción de los artistas, todo en él es cambio y esto constituye una de sus particularidades. En el paisaje natural, los cambios pueden ser lentos y evolutivos como los cambios biológicos o las modificaciones estacionales o tener aceleraciones traumáticas como los monumentos o cataclismos con sus intensidades relativas. En el paisaje cultural también hay dos dimensiones del cambio.
En la Antigüedad el hombre no tenía fuerza suficiente para transformar su circunstancia. Toda transformación se producía por la acumulación de esfuerzo aplicado a un lugar a lo largo de generaciones.
La energía posible no iba más allá de la muscular de hombres y animales o la más importante, pero débil aún, de las ruedas hidráulicas o molinos de viento, y por tanto los efectos eran de baja intensidad. En la Edad Moderna y especialmente luego de la Revolución Industrial la disponibilidad de medios de transformación y energía, hizo posible que el paisaje sea conformado en gran escala para mejor vivir o no, pero con poco espacio para la reflexión.