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A&P Continuidad Nº 3 - Arquitectura y construcción
Autor
Carabajal, Gustavo
Cattaneo, Daniela
Cutruneo, Jimena
Campodónico, Nicolás
Blanc, María Claudina
Institución
Resumen
Aprender a observar para ser capaces de producir un juicio responsable, es, probablemente, una de las tareas más importantes –sino la más significativa- que debería ocuparnos en la educación de nuestros jóvenes, con mayor razón en una Escuela de Arquitectura. Con respecto al resto de las obras de arte, la Arquitectura contiene una multiplicidad de aspectos que implican una capacidad de observar extremadamente dúctil y diversificada. La Arquitectura está hecha de la invención de espacios, del uso de materiales, es el resultado de contingencias específicas, de momentos históricos, de relaciones entre arquitecto y comitente; todo esto está a la base de la obra de Arquitectura. En ocasiones, en nuestra observación contamos con algunos documentos y hechos pero no poseemos todas las claves necesarias para leerla completamente. Una cosa sí está siempre presente y es inmediata: toda obra de Arquitectura es el testimonio más directo del trabajo del hombre. Quizá ésta sea la primera lección que todo aprendiz debería adquirir y aprender a valorar: el significado y el valor mismo del trabajo. Si no se sabe observar, si no se sabe mirar, en definitiva, cuando no se sabe percibir las múltiples señales que emite la realidad que nos rodea, se nos hace difícil, muy difícil emitir un juicio responsable. El riesgo derivado es una especie de haraganería a la hora de tomar decisiones cuando se afronta un tema de Arquitectura o, lo que sería aún más grave, proceder irresponsable y alegremente con nuestro bagaje de fetiches de ocasión que nos delatan en cuanto victimas de prejuicios o lugares comunes. Estar en grado de producir un juicio a partir de la observación es ir haciendo una amalgama de los múltiples significados que las cosas conservan y atesoran en realidad. No existen reglas universales para producir un juicio, es necesario ejercitarse en esta capacidad volta per volta y asumir el riesgo que esto implica, no existiendo cánones sobre los cuales basarse ni reglas en las cuales confiar. Producir un juicio es siempre asumir un riesgo. Emitir un juicio y construir van siempre juntos: es la facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal, lo verdadero de lo falso.
La Arquitectura es construcción. Es una operación compleja que requiere la intervención de una multiplicidad de conocimientos o como decía Vitruvio la concorrenza di molti saperi. El proyecto tiene sentido en cuanto prelude a una construcción: el proyecto se realiza en una construcción que aspira ser Arquitectura. Enseñar a proyectar y enseñar a construir no son dos actividades distintas, sino dos momentos de una misma actividad, como recuerda Helio Piñon haciendo extensivas las palabras de Fiedler, a propósito de la mirada y el dibujo: “La construcción es un instrumento para concebir, no una técnica para resolver: no debe determinar solución alguna, sino propiciar decisiones cuyo sentido necesariamente ha de trascenderla; su des-tino es contribuir de un modo decisivo, a la sistematicidad congénita del edificio. La construcción es la condición de la arquitectura, y la tectonicidad, un valor inequívoco de sus productos” (PIÑON: 2002). Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño. Universidad Nacional de Rosario