Frecuentemente, en el marco de la historia de las ciencias sociales, se ha asumido que la sociología durkheimiana es, de por sí, un intento programático por demostrar la importancia trascendente que tiene el análisis funcional organicista y sincrónico de estructuras, relaciones y actitudes relacionado con la realidad social. Al contrario de esta suposición, este trabajo tratará de demostrar que para este sociólogo francés (1858-1917) el enfoque histórico desempeña un papel de primer orden en la explicación sociológica. Es decir, el paradigma positivista durkheimiano privilegia la actitud teórica del conocimiento de los hechos sociales, determinando las funciones cumplidas por ellos. Sin embargo, Durkheim afirma insistentemente que no basta explicar los fenómenos sociales por el rol que tienen en la configuración del ordenamiento social particular; sino que, también, es imperativo buscar la génesis y saber de qué manera se han constituido y complejizado estos hechos en su dimensión temporal. Junto con la creencia en la regularidad de los hechos sociales y la noción de que existe un proceso histórico por el que pasan inexorablemente las sociedades en la medida del progreso, la teoría y metodología durkheimiana resume en el enfoque de una “sociología del hecho social” la tradición empiricista occidental. Para lograr este objetivo, Durkheim se apoya en el método histórico-comparativo para definir la conceptualización del doble vínculo social (individuo-individuo, individuo-sociedad) que caracteriza a los tipos sociales correspondientes con la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica, tal como se relata en su libro De la División del Trabajo Social (1893). Y en esta tradición, el uso de este método, aplicado en la perspectiva de la sociología durkheimiana, cumple el presupuesto de hacer equivalente la experimentación en las ciencias naturales con el método histórico analítico y causal.