dc.creatorDurkheim, Émile
dc.creatorDesjardins, Paul
dc.identifierhttp://hdl.handle.net/20.500.12209/5526
dc.description.abstractDESJARDINS: Yo veo claramente donde está la ventaja para el niño mismo, ¿pero donde está el interés general de la sociedad? ¿Me concederéis aquel principio que requiere (que el interés de la sociedad demanda), que la obra de la educación sea, si es posible, sustraída a aquello que deshace la educación, es decir, en este caso al bullicio de las ciudades? ¿Me concederéis el principio de que el educador debe tomar deliberadamente su punto de apoyo fuera de la realidad social inestable a fin de que sea capaz de resistirla? Sobre este asunto he tomado ya partido y sé bien lo que haría. Pero surgen los problemas prácticos.DURKHEIM: La pregunta planteada por mi amigo Desjardins parece tener un interés platónico. Es evidente que en Francia no podemos librarnos de los internados. Los jesuitas quisieron evitarlos, pero se vieron obligados a ceder ante las quejas de las familias y de las municipalidades. Las Escuelas Centrales de la Revolución no tenían internados, y esta fue una de las causas de su fracaso.
dc.publisherUniversidad Pedagógica Nacional
dc.relationhttps://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/RCE/article/view/5166/4259
dc.rightsDerechos de autor 1988 Revista Colombiana de Educación
dc.rightshttps://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0
dc.sourceRevista Colombiana de Educación; n. 19 (1988): 1988
dc.source2323-0134
dc.source0120-3916
dc.titleDebates sobre los internados y la escuela nueva.
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/article
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/publishedVersion


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