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Geomorfología, uso de la tierra y dinámica erosión sedimentación como aspectos claves para iniciar la gestión ambiental en la cuenca hidrográfica del río Nosara, Guanacaste, Costa Rica
Autor
Hernández-Ulate, Aurora
Institución
Resumen
El objetivo de la tesis doctoral titulada “Geomorfología, uso de la tierra y dinámica
erosión/sedimentación como aspectos claves para iniciar la gestión ambiental en la cuenca
hidrográfica del río Nosara, Guanacaste, Costa Rica”, fue analizar la morfodinámica de la
parte baja de la cuenca hidrográfica del río Nosara, mediante la interpretación
geomorfológica, de las formaciones superficiales, del uso de la tierra y sus transformaciones
y de la modelización cualitativa de la erosión y la sedimentación en la cuenca.
La cuenca hidrográfica del río Nosara se encuentra entre las coordenadas 9º 57´07´´ y
10º10´56´´ de latitud norte y de 85º42´02´´ y 85º23´ 09´´ longitud oeste, cubriendo un área de
418,8 km
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y sus aguas desembocan en el Océano Pacífico. La investigación que se
desarrolló en este espacio geográfico constituye un paso necesario para empezar a planificar
acciones tendientes a la gestión ambiental en esta cuenca, dado que no es posible iniciar
con este proceso si no se cuenta con el conocimiento del sistema natural y una
consideración de cómo las actividades humanas a través del tiempo han producido cambios
y cómo estos cambios se manifiestan en las condiciones actuales del ambiente y qué
impactos producen sobre las comunidades asentadas en ellos. Esta información es
necesaria, debido a que esta cuenca hidrográfica presenta en la actualidad procesos
intensos de cambio de uso, crecimiento de zonas urbanas y una amenaza de inundaciones
en la parte baja y media.
Los principales resultados obtenidos son los siguientes:
Sobre las rocas duras y blandas fue posible identificar 10 tipos de unidades geomorfológicas,
de diversos orígenes: tectónico (T), de erosión (E), de depositación (D) y mixtas (erosión o
depositación con control tectónico (E/D-T)). Sin embargo, es importante anotar que en su
mayoría (96%) corresponden con formas de origen estructural. Así la configuración actual de
la cuenca hidrográfica del río Nosara ha tenido en los procesos estructurales y tectónicos el
principal motor de su origen y de la evolución de su relieve y por lo tanto, constituyen
factores controlantes de su geometría y su geomorfología. Las formas mayores se 2
consideran particularmente orientadas a partir de las fallas Quirimán y Nosara (descritas por
Dengo, 1962) y el lineamiento estructurales como el L14. Estas unidades geomorfológicas se
clasificaron conforme a su origen en S2 (E-T), S4 (T), S5 (T), S10 (E), S12 (T), S13 (T), D7
(D), F1 (E) F6 (D), M3 (D).
Con respecto a la morfogénesis de la cuenca baja se puede apuntar que las formas son de
origen mixto, es decir, por una combinación de control estructural y de depositación
cuaternaria, que incluye amplios desarrollos de lechos fluviales meándricos y áreas de
acumulación de sedimentos, la llanura aluvial, terrazas aluviales la barra arenosa costera,
las barras de punto y centrales del lecho del río y la playa pegada al continente.
En la actualidad en toda la cuenca hidrográfica, predominan los procesos tectónicos y
denudacionales. El primero de ellos incide en la constitución de las formas y su orientación,
por ejemplo, en dirección y el patrón rectangular del drenaje desarrollado, el alineamiento de
montañas y colinas, el rejuvenecimiento del proceso de erosión y definen características
como las de los valles en la cuenca alta, que son profundos y alargados. El segundo, está
dominado por la erosión hídrica laminar como principal proceso de desgaste de las formas y
la sedimentación como proceso de acreción y cambio de estas, como por ejemplo, el caso
de las barras de punto y centrales en los lechos de los ríos Nosara y Montaña.
La erosión hídrica está directamente vinculada con la precipitación que recibe la cuenca del
Nosara, que es mayor desde la zona central de la cuenca hacia la parte baja durante las
fases frías de ENOS y existe una concentración de la precipitación, según la interpolación de
los resultados del índice de Fournier, en la sección media de la cuenca. Esto implica que la
sección media está recibiendo, por ejemplo, durante las fases frías del fenómeno de ENOS
dos veces la precipitación promedio anual registrada por las estaciones Nicoya, Ferco Garza
y Nosara. Este dato unido a las descripciones geomorfológicas, permitieron observar como el
relieve (forma, pendiente y orientación) y la precipitación son los factores que potencian las
inundaciones en la cuenca media y baja.
Para la compresión de la relación de la erosión/sedimentación en la cuenca hidrográfica del
Nosara se desarrolló y aplicó el Modelo de Erosión/Sedimentación para la Cuenca
hidrográfica del río Nosara (MES). Se considera que los resultados de la aplicación permiten
afirmar que hay una relación directa entre la eliminación de la cobertura del bosque con el
aumento de la erosión hídrica moderada y a la vez un aumento en la sedimentación. Esto 3
podría implica que las áreas de la cuenca media y baja cambian debido al despale en las
partes alta de una condición de erosión laminar alta a una moderada o baja y como
consecuencia la sedimentación que ocurre está colmatando los cauces y podría derivar en
un aumento de la amenaza de inundación por relleno del canal.
Con respecto a los datos obtenidos en esta tesis en relación con los procesos que producen
las avulsiones del curso del río Nosara y las inundaciones en la cuenca media y baja, se
puede afirmar que estas son parte de la dinámica natural del río y que se presume están
controladas por la disposición estructural y tectónica de las formas en la cuenca. La sección
media en el borde SW de las depresiones tectónicas concentran el agua colectada en las
montañas en una sección plana en la cuenca media. Después de la zona de los
desbordamientos en la cuenca media, se produce en la sección media un rejuvenecimiento
del relieve, que unido con la recepción de altas precipitaciones, producen que nuevamente el
agua sea colectada y llevada principalmente por el río Pilas Blancas y Nosara hasta su
confluencia, a partir de la cual se presenta el área afectada por las inundaciones en la
sección baja.
El control del uso de la tierra y la aplicación de prácticas de conservación de suelos y otras
medidas proambientales pueden ayudar a paliar los efectos de estas crecidas de los ríos,
pues pueden derivar en una disminución de los materiales desprendidos en las laderas y
consecuentemente, en la cantidad de materiales que trasladen los cauces hacia las
secciones que son susceptibles a inundarse.
Las avulsiones del río, las crecidas dentro de su lecho ordinario y los desbordamientos que
provocan las inundaciones son los factores de amenaza de las comunidades ubicadas en la
cuenca baja con relación a los cursos fluviales del Nosara y Montaña. La dinámica natural de
esos dos ríos representa un desafío que la población debe superar mediante planes de
ordenamiento territorial. No se descarta que los diques puedan controlar algunas de las
avenidas que podrían derivar en desbordamientos, lo que se señala, es que las medidas de
atención a esta dinámica fluvial deben incorporar el ordenamiento territorial para asegurar la
reducción de la vulnerabilidad que sufren las comunidades afectadas.