dc.description | En los primeros años del presente Siglo XXI, la crisis financiera que sufrió el
Ecuador a partir del año 2000, con el “feriado bancario”, más la implementación
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del proceso de dolarización llevó a la ruina a muchos hogares ecuatorianos, no
sólo por la pérdida de sus ahorros, sino también porque dicha crisis provocó el
cierre de muchas empresas y, por ende, la pérdida de puestos de empleo. Todo
esto produjo la desocupación de muchos “jefes de hogar”, sustento de sus
respectivas familias. La población rural del país, sin rumbo económico y social,
aceleró su salida al exterior en busca de oportunidades de empleo.
El fenómeno migratorio, que se venía dando exclusivamente hacia los Estados
Unidos, se extendió hacia otros países, como a los de la Unión Europea,
especialmente a España e Italia, por la facilidad del idioma y también por la
inexistencia de requisitos legales para el ingreso, provocando con ello la
emigración masiva de ecuatorianos que, ante la falta de empleo y la crisis
financiera del país, se vieron avocados a abandonar su tierra en busca de
oportunidades para ellos y sus familias.
Los movimientos migratorios del Ecuador hacia esos nuevos contextos
geográficos no deja de ser una paradoja. Por una parte, se evidencian aristas
negativas en el sentido de que la economía ecuatoriana se sustenta hoy en la
“exportación de mano de obra”, porque la sociedad en su conjunto no ha sido
capaz de generar las condiciones adecuadas para frenar la pobreza; por otra
parte, también existen criterios opuestos en el sentido de que esta situación ha
contribuido al mejoramiento de la situación económica del país merced al flujo de
remesas del exterior, a la vez que se ha traducido en un importante rubro en el
presupuesto familiar, también ha influido en la contabilidad económica nacional. | |