Capitulo de libro
LA FLORIDA DEL INCA (1605) DE GARCILASO DE LA VEGA. ETICA Y BUEN GOBIERNO A PROPOSITO DEL CAUTIVERIO DE JUAN ORTIZ
Fecha
2011Registro en:
9788484895619
11100232
Institución
Resumen
En el epitafio grabado en la capilla enterramiento del Inca Garcilaso
en Córdoba, sus albaceas resumieron la producción literaria del mestizo
en los siguientes términos: «Comentó la Florida, tradujo a León Hebreo
y compuso los Comentarios Reales»1. La distinción entre comentar (para
La Florida del Inca, 1605) y componer (para los Comentarios Reales, 1609-
1617) apunta, probablemente, a la singular situación de enunciación
descrita en extenso por el mismo Inca en el «Proemio al lector» de su
primera crónica.Allí explica que, a quien llama reiteradas veces «mi
autor», un caballero gran amigo suyo, no sirvió más que de «escribiente»
(p. 5)2 y que, una vez tejida la narración escrita de «relación ajena», las contrastó con las versiones escritas de otros dos testigos de vista,Alonso
Carmona y Juan Coles, citados en algunos pasajes de La Florida para que
se viera «cómo todas tres relaciones son una misma» (p. 7).
Pero comentar apunta también a ‘explicar, aclarar, comentar el sentido,
exponer y declarar algo que resulta confuso o poco inteligible’
(Aut.). Desde ese punto de vista, el Inca comenta la Florida porque,
entre otras cosas, explica y aclara los motivos del infortunio de la expedición
de Hernando de Soto a La Florida, acompañando la narración
de los hechos de un extenso contenido que corresponde a un juicio
ético y moral de las acciones de los sujetos que de ella participaron.
Al comienzo de la narración, el Inca se refiere al rumor de maliciosos
que «con sobra de envidia» se han movido a decir que «a costa de
locos, necios y porfiados, sin haber puesto otro caudal mayor, ha comprado
España el señorío de todo el Nuevo Mundo» (p. 13). Este rumor
instala una cuestión crucial para La Florida del Inca: la justa valoración
de sujetos como Hernando de Soto, Francisco Pizarro e incluso el
capitán Garcilaso de la Vega (siempre presente en la mente de su hijo
mestizo) que fueron capaces de «ganar el mundo nuevo y hacerse
temer del viejo» (p. 13). Esta justa valoración pasa, necesariamente, por
una adecuada evaluación de errores e imprudencias que condujeron a
expediciones como la de Soto al fracaso y a la consiguiente pérdida de
numerosos hombres y cuantiosas haciendas. Este juicio constituye, además,
el punto de partida para otro contenido trascendente en la crónica
primeriza del Inca: el que apunta a la corrección de príncipes y
gobernantes que aconseja y propone políticas de buen gobierno para
los territorios americanos.En el epitafio grabado en la capilla enterramiento del Inca Garcilaso
en Córdoba, sus albaceas resumieron la producción literaria del mestizo
en los siguientes términos: «Comentó la Florida, tradujo a León Hebreo
y compuso los Comentarios Reales»1. La distinción entre comentar (para
La Florida del Inca, 1605) y componer (para los Comentarios Reales, 1609-
1617) apunta, probablemente, a la singular situación de enunciación
descrita en extenso por el mismo Inca en el «Proemio al lector» de su
primera crónica.Allí explica que, a quien llama reiteradas veces «mi
autor», un caballero gran amigo suyo, no sirvió más que de «escribiente»
(p. 5)2 y que, una vez tejida la narración escrita de «relación ajena», las contrastó con las versiones escritas de otros dos testigos de vista,Alonso
Carmona y Juan Coles, citados en algunos pasajes de La Florida para que
se viera «cómo todas tres relaciones son una misma» (p. 7).
Pero comentar apunta también a ‘explicar, aclarar, comentar el sentido,
exponer y declarar algo que resulta confuso o poco inteligible’
(Aut.). Desde ese punto de vista, el Inca comenta la Florida porque,
entre otras cosas, explica y aclara los motivos del infortunio de la expedición
de Hernando de Soto a La Florida, acompañando la narración
de los hechos de un extenso contenido que corresponde a un juicio
ético y moral de las acciones de los sujetos que de ella participaron.
Al comienzo de la narración, el Inca se refiere al rumor de maliciosos
que «con sobra de envidia» se han movido a decir que «a costa de
locos, necios y porfiados, sin haber puesto otro caudal mayor, ha comprado
España el señorío de todo el Nuevo Mundo» (p. 13). Este rumor
instala una cuestión crucial para La Florida del Inca: la justa valoración
de sujetos como Hernando de Soto, Francisco Pizarro e incluso el
capitán Garcilaso de la Vega (siempre presente en la mente de su hijo
mestizo) que fueron capaces de «ganar el mundo nuevo y hacerse
temer del viejo» (p. 13). Esta justa valoración pasa, necesariamente, por
una adecuada evaluación de errores e imprudencias que condujeron a
expediciones como la de Soto al fracaso y a la consiguiente pérdida de
numerosos hombres y cuantiosas haciendas. Este juicio constituye, además,
el punto de partida para otro contenido trascendente en la crónica
primeriza del Inca: el que apunta a la corrección de príncipes y
gobernantes que aconseja y propone políticas de buen gobierno para
los territorios americanos.