Tesis Doctorado
Al-fababi, pensador de los mediós. Elementos para una arqueología del sujeto en la epoca de la gubernamentalidad
Autor
Cumsille-Marzouka, Kamal
Institución
Resumen
Lo que en esta tesis queremos proponer es que, Al-Farabi resulta un pensador
decisivo para los problemas presentes expresados en el diagnóstico foucaultiano de
la “gubernamentalidad”, en cuanto presenta, desde la misma herencia aristotélica,
una concepción totalmente diferente del hombre, y por lo tanto del sujeto y su
relación con los otros, y en general, lo otro, todo cuerpo que nos interpela; es un
modo diferente de concebir la existencia sensible. De hecho, una de las vías que ha
seguido este diagnóstico foucaultiano es la del filósofo italiano Giorgio Agamben,
haciendo a lo largo de toda su obra, referencia a filósofos tanto árabes como judíos,
lo que no es un mero gesto erudito, sino que son referencias que resultan
fundamentales para sus planteamientos. Y la presente investigación, en cierta
medida se inserta en esa vía que Agamben abre como posibilidad al evocar a
Averroes y el averroísmo como contraparte del paradigma a través del cual se ha
constituido al sujeto en occidente. Sin embargo, para Agamben, la evocación de
Averroes y el averroísmo, no se trata simplemente de un autor o una corriente de
pensamiento, sino que “averroísmo” para Agamben tiene un sentido muy preciso,
tal como lo expresa en el estudio introductorio al libro de Emanuele Coccia sobre la
temática: “Para definir el averroísmo no basta con la proposición subversiva «no
soy yo quien piensa lo que pienso», sino que es preciso agregarla al apéndice
igualmente inopinado: «pienso irregularmente, con agujeros, con intermitencias»”1
,
en este sentido dirá Agamben, “son averroístas todos los que, desde Dante hasta
Spinoza, desde Artaud hasta Heidegger, han suscrito esta tesis”2
. En definitiva,
tanto Agamben, como Foucault, y ambos herederos de Heidegger, ven la necesidad
de interrogar la imagen del hombre a través de la cual se nos ha constituido como
sujetos históricamente. La versión foucaultiana de esta interrogante está en sus últimos trabajos, tanto sus cursos, conferencias y artículos sobre la tarea de la
filosofía como una ontología del presente, así como sus últimas investigaciones
sobre las técnicas de sí en la antigüedad. La versión agambeniana de esta
posibilidad, está en su concepto de inoperosidad –en desarrollo-, de ausencia de
obra, como forma de pensar al hombre, en la potencia que le es propia y que
ninguna identidad puede reducir, frente a la manera en que la gubernamentalidad
dispone de las poblaciones. Y es en ello, en la lectura que Averroes habría tenido de
Aristóteles, y en lo que posteriormente se conocerá como el averroísmo, en donde
Agamben rastrea las posibilidades de un pensamiento que sea capaz de interrogar la
categoría de potencia. Este es uno de los principales aportes filosóficos que
Agamben trae a la reflexión sobre la gubernamentalidad, porque al interrogar la
categoría de potencia y ubicarla como centro del modo de ser del hombre, no
permite que se agote su ser en común bajo ninguna forma, ya que como infinidad de
formas hay, infinidad de formas el hombre puede recibir. Emanuele Coccia, en su
reciente libro La vida sensible, reclama la posibilidad de una filosofía que sea capaz
de dar autonomía ontológica a los medios, que es algo que viene de la interrogante
agambeniana, pero que va más allá, ya que su idea es, bajo la misma línea de un
pensamiento de lo posible, no asignar esta condición sólo para la vida humana, sino
para lo sensible en general, lo que equivale a decir que no solo la vida humana es
inoperosa, como diría Agamben, sino la vida como tal. Ahora, lo que justamente se
puede extraer de Al-Farabi, quien además inicia la tradición de pensamiento en la
que se forma Averroes, es que no solo el hombre, sino lo vivo, la vida, el viviente,
son así de tal forma potenciales. En realidad, la génesis de esa línea filosófica bajo
la que piensan Agamben y Coccia, que reivindican como averroísmo, está en AlFarabi,
quien fuera el Segundo Maestro para todos los filósofos que –sean judíos,
cristianos o musulmanes- escriben en árabe entre los siglos IX y XIII. Así también,
Al-Farabi, en tanto iniciador de la tradición de la que se desprende Averroes y por
tanto el averroísmo -lo que en términos de Agamben, no es una escuela de
pensamiento sino una línea de fuerza en filosofía-, es quien da comienzo a ese modo
de mirar, y por lo tanto de leer el legado filosófico antiguo, al margen de los dogmas
de la fe, incluso llegando a la pregunta por el propio sujeto de fe (en el sentido que se pregunta por cómo tiene lugar ley, cómo se inculca en los sujetos, y por qué estos
obedecen, y también, por qué podrían no obedecer). Lo que significa que la génesis
de ese pensamiento que posibilita el mantener a la potencia como irreductible al
acto y otorgar autonomía ontológica a los medios, no se ubicaría en Averroes, sino
en quien fuera para este mismo, la segunda autoridad filosófica después de
Aristóteles, es decir, Abu Nasr Al-Farabi. Y es por ello, porque el modo de pensar
que inicia Al-Farabi está siendo evocado hoy en relación a la discusión sobre la
gubernamentalidad -a través de Averroes, en tanto proporcionaría los elementos
para otra posible imagen del hombre-, que nos sentimos legitimados para proponer
que Al-Farabi resulta un pensador decisivo para aquel diagnóstico foucaultiano en
la medida en que: es en Abu Nasr donde podemos encontrar un pensamiento de lo
posible, donde la potencia tiene su propio rango de modo de ser, y por lo tanto, hay
una autonomía ontológica de los medios, donde las potencias del hombre (nutritiva,
sensitiva, imaginativa y racional) adquieren sólo ese carácter, el de potencias que
necesitan de la intervención de fuerzas exteriores para ser actualizadas, y que son
puros medios, y este es el caso del deseo, de la potencia del pensamiento y del
ethos. PFCHA-Becas Doctor en Filosofía Mención Filosofía Moral y Política 212p. PFCHA-Becas TERMINADA