dc.description.abstract | El acceso a la vivienda es un problema mundial que se manifiesta
fuertemente desde la revolución industrial a finales del siglo XVIII y la
transformación de las ciudades que ésta produjo, aumentando
radicalmente la población urbana del mundo. Actualmente la tasa de
urbanización mundial supero el 50% de la población y en Chile el 87% de
la población vive en ciudades (PNDU, 2014, p. 9).
En los últimos 100 años se han implementado una serie de políticas de
vivienda en Chile con el objetivo de hacer frente al déficit habitacional
que ha experimentado el país. Si bien el déficit habitacional se había
reducido cuantitativamente en los pasados 30 años, ha dejado una gran
carga cualitativa. Hoy nos encontramos en un momento en que el déficit
habitacional ha aumentado, en un país en que el acceso a la vivienda se
ha convertido en un bien de consumo regulado en gran medida por el
mercado y con un Estado más bien reactivo en esta materia.
Por un lado, el aumento en el precio de las viviendas ha dificultado el
acceso a ellas. Actualmente, el 54% de las viviendas requeridas en la
Región Metropolitana corresponden a familias allegadas y las familias en
campamentos han aumentado de 27.378 familias en 2011 a 40.541
familias en 2017 (TECHO, 2017). Los problemas habitacionales respecto
al estándar físico de las viviendas han mutado hacía un estándar urbano,
relacionado a la calidad de vida de sus habitantes, visibilizando la gran
segregación socio espacial que experimentan las ciudades chilenas.
Por otra parte, el numero de hogares que arrienda ha ido subiendo a lo
largo de los años, según un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas
(INE) y al menos un 69% de los chilenos preferiría arrendar a comprar un
inmueble (Masbienes, 2018). Por otro lado, se aprecia un aumento de
casi 3.000 subsidios otorgados por postulación colectiva DS49 entre el
año 2018 y 2019 (Centro UC Políticas Públicas, 2020). Esto demuestra la
creciente tendencia de los chilenos de optar por otras formas de acceso
a la vivienda, distintas al acceso individual de una propiedad,
incrementando la necesidad de nuevas políticas.
Por lo tanto, la siguiente investigación busca enfatizar en que la
diversificación de políticas urbano-habitacionales y mecanismos de
acceso a la vivienda, con foco en una integración social efectiva, tiene el
potencial de contribuir significativamente a reducir el déficit habitacional
y mitigar la mercantilización de la vivienda, teniendo siempre en
consideración a la “vivienda como un derecho humano y no una
mercancía” (Farha, 2014-2020). | |