Este libro quiere subsanar la ausencia histográfica de un grupo de profesionales que hicieron numerosas aportaciones cartográficas, topográficas y arquitectónicas entre 1821 y 1921 en México: los ingenieros militares. Su formación en el Colegio Militar los dotaba de habilidades para la edificación, el dominio de los materiales y los sistemas constructivos, así como la destreza en la administración de obras y materia en la composición de estilos historicistas. Los planes de estudio de entonces muestran las asignaturas que debían superar: historia, cartografía, topografía, estilos, géneros, construcción, dibujo y dominio del inglés y el francés, materias que los clasificaban para enfrentar retos militares y civiles, pues el reglamento les permitía ejercer profesionalmente, siempre y cuando solicitasen el permiso necesario y exhibiesen su adscripción militar en la inscripción autoral. Así lo hicieron ingenieros militares cono Ignacio León de la Barra. Ernesto Canseco, Porfirio Díaz Ortega, Salvador Echegaray, José Espinosa y Rondero, Salvador Corral, Alberto Herrero Olivier, Carlos Noriega, Francisco Beltrán y Puga, Gustavo Peñasco, Alberto Robles Hil, Eduardo Prieto y Souza y Armando Santacruz, muchos de ellos poco conocidos. Esta omisión o desinterés litográfico ha sido motivado principalmente por prejuicios ideológicos, pues la condena posrevolucionaria al régimen depuesto termino por sepultar cualquier posibilidad de reivindicación. Hoy, a más de un siglo de sus aportaciones es tiempo de reconciliarnos con nuestro pasado, rendimiento historiográficamente a una pléyade de ingenieros militares que contribuyeron al patrimonio construido mexicano de los siglos XIX y XX