El a?o 1998 transcurri? en forma acelerada dejando una sensaci?n de brevedad y de incertidumbres ante el porvenir inmediato. El rasgo com?n con los a?os posteriores a los Acuerdos de Paz ha sido el evidente desplazamiento de la escena frontal social y pol?tica de los conflictos que generaron la guerra y los mismos Acuerdos de Paz. En efecto, hay una transici?n en la matriz de conflictos cuyo contexto est? caracterizado por una econom?a con crecimiento insuficiente y sin definici?n productiva, una ciudadan?a desconfiada y desafecta con la institucionalidad pol?tica, ?lites afanadas en reacomodar sus recursos de poder y en establecer un orden legal y moral cada vez m?s dr?sticos, revisando el marco legal propuesto bajo el entusiasmo de los Acuerdos de Paz y la idea de construir una nueva sociedad; la existencia de organizaciones civiles d?biles y de sectores de la poblaci?n en desintegraci?n mostrando propensi?n al estallido salvaje, como lo muestra la fuerte onda delincuencial. En los a?os de posguerra, los antiguos conflictos han perdido aliento frente a los nuevos que dinamizan oposiciones, disputas y enfrentamientos de actores tambi?n en proceso de transformaci?n. El anterior conflicto entre la sociedad y la Fuerza Armada; la total dependencia del orden judicial de los cuerpos de seguridad y del Ejecutivo, las Fuerzas Armadas o las corporaciones empresariales; la inaccesibilidad a la propiedad de la tierra; la exclusi?n pol?tica, la falta de expresi?n y comunicaci?n social, etc., han perdido centralidad, aunque no dejan de manifestar su presencia.Universidad Tecnol?gica de El Salvador