Libro
Fauna Andina: historia natural y conservación
Fecha
2010Registro en:
file:///C:/Users/crojas/Downloads/Fauna%20Andina_UC.pdf
9789563199406
Autor
Bonacic, Cristián
Ibarra, José Tomás
Institución
Resumen
La cordillera de Los Andes constituye el eje conductor del paisaje de Chile, desde la zona norte
hasta el extremo sur. Sin lugar a dudas, la majestuosidad y valor estético de nuestra cordillera cobra especial significado en la zona central de Chile.
Las altas montañas con sus glaciares y valles, condicionan los atributos del paisaje y las formas de uso
de la tierra, así como las especies de flora y fauna que
aún subsisten en estos ambientes. Un atributo fundamental de la cordillera es la gran diversidad de hábitats propicios para plantas y animales, también propios de los denominados ecosistemas mediterráneos.
Dichos ambientes están presentes en pocas zonas
del planeta (en total menos del 5% de los ecosistemas del mundo) y su nombre proviene de la cuenca
del mar Mediterráneo en Europa. En menor escala,
ambientes similares están presentes en Norteamérica (California), Sudáfrica y Chile. Es en nuestro país,
donde aún persisten importantes refugios para la vida
silvestre, no obstante los 500 años de colonización y
transformación de los ecosistemas.
Las tierras bajas de la cordillera de Los Andes,
sus valles y praderas altoandinas, han estado sujetas a la intervención del hombre por casi 400 años.
La agricultura, ganadería y transformación de zonas
planas en grandes asentamientos humanos, modificaron el paisaje y los ambientes nativos a niveles
insospechados por los primeros naturalistas que llegaron a esta zona de Sudamérica. Ellos describieron
la rica flora y fauna junto a densos bosques y humedales que hoy ya no están presentes. Especies como
el puma, guanaco y cóndor habitaban no sólo las
altas cordilleras, sino que también el valle central y
la cordillera de la costa.
Un actor fundamental de este proceso transformativo ha sido la ganadería extensiva y trashumante
que se mueve históricamente entre las praderas altoandinas y las tierras bajas entre verano e invierno,
respectivamente. Ésto, sumado a la caza ilegal y la
deforestación han generado que una parte importante de los ambientes mediterráneos presenten grados
significativos de deterioro.
En la actualidad los proyectos de expansión urbana, carreteras y gran minería tienen desafíos relacionados con la compatibilización de sus actividades
productivas con la protección de los ambientes mediterráneos donde se implementan