Introducción: La luxación intrusiva en dentición temporal es uno de los traumas más severos que pueden ocurrir en menores de 6 años. El diente afectado puede expresar diferentes secuelas clínicas y radiográficas a lo largo del tiempo. Además, dependiendo de la edad del paciente y la fuerza del impacto del trauma, también puede verse afectado el sucesor permanente. Sin embargo, el conocimiento de la frecuencia de las secuelas en la dentición primaria sigue siendo limitada y el tratamiento de dientes posterior a las secuelas continúa en discusión. Objetivo: Analizar las secuelas de luxación intrusiva en los incisivos anterosuperiores temporales y las consecuencias en el sucesor permanente en niños y niñas de 0 a 5 años de edad, atendidos en la Clínica de Odontología Pediátrica y del Adolescente de la Universidad de Valparaíso entre los años 1990 y 2016 Material y método: La muestra incluyó 40 niños y niñas y 54 dientes. Se evaluaron las variables: género, edad, lugar, causa, tiempo hasta la atención, número y dientes afectados, grados de desplazamiento, dirección del desplazamiento, desarrollo radicular al momento del trauma, re-erupción, tiempo de re-erupción, cambio de color de la corona, obliteración del conducto pulpar, anquilosis, movilidad, radiolucidez periapical, reabsorción radicular patológica, pérdida prematura, tratamiento posterior al año de seguimiento, evaluación de higiene y alteración del desarrollo. Resultados: El 92,6% de los dientes presentaron re-erupción total durante el primer año. De las secuelas presentes, la más frecuente fue la obliteración del conducto pulpar con un 35,2% y la menos frecuente, la anquilosis (5,6%). La higiene oral y control fue el tratamiento a elección en el 81,5% de los casos. El 22,2% de los dientes permanentes evaluados desarrollaron alteración del desarrollo. Conclusión: A pesar de que un diente con luxación intrusiva puede presentar una gran variabilidad de secuelas clínicas y radiográficas, la única que determina la necesidad de tratamiento pulpar es la presencia de signos clínicos de infección, tales como fístula o absceso. La edad y la fuerza del impacto son determinantes en la severidad de la alteración del desarrollo en el sucesor permanente.