El uso eficiente de agua a nivel mundial se ha convertido en una necesidad para garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico, considerándolo como un "recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el ambiente", teniendo en cuenta que su "gestión debe basarse en un enfoque participativo, involucrando a usuarios, planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles" (Conferencia internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente, 1992). De este orden de ideas el uso eficiente de este recurso implica entre otros, caracterizar la demanda del agua, por parte de los diferentes consumidores o usuarios, analizando hábitos de consumo para tomar medidas de acción obligando el cambio y fortaleciendo las prácticas que permitan su uso de manera óptima, así como a la promoción de prácticas que permitan favorecer la sostenibilidad de los ecosistemas adyacentes y apuntando a la disminución de la contaminación ambiental. Si bien, es de vital importancia el uso eficiente del recurso hídrico, se debe tener en cuenta de igual forma la contaminación de las fuentes hídricas lo cual requiere implementar estrategias de recuperación y protección.