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Periódico 15 : Edición 2: Junio de 2002
Fecha
2002-06Registro en:
ISSN 1657-9925
instname:Universidad Autónoma de Bucaramanga - UNAB
reponame:Repositorio Institucional UNAB
Autor
Gómez Nadal, Francisco
Gómez Benito, Isabel
Betancur B., Juan Gonzalo
Resumen
Hace un mes se conoció la noticia que un nuevo arsenal, el cuarto en los últimos dos años, había entrado a Colombia. Lo componían 3.000 fusiles AK-47 y 5 millones de cartuchos calibre 7.62 que ingresaron en noviembre pasado por el puerto de Turbo (Urabá), camuflados entre pelotas plásticas que iban en 23 contenedores que transportaba un barco de bandera panameña. Ese hecho recordó que los traficantes de armas tienen en esta guerra interna y en esta descomposición social un negocio redondo. Traficantes de todos los estilos. Grandes, como los que trajeron ese cargamento que terminó, al parecer, en manos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Medianos, como los que traen armas al menudeo y por encargo para ciudadanos que argumentan su uso en la defensa personal (y que pueden vender en Bucaramanga, por medio millón de pesos, una pistola automática Pietro Beretta calibre 7.65). Y pequeños, que suministran armas hechizas (de fabricación casera) a delincuentes menores a precios irrisorios (desde 50 mil pesos en las calles de esta misma ciudad).