La terapia asistida con mascotas es una herramienta que resulta llamativa, no solo en su práctica sino en su investigación, sin embargo en los últimos veinte años en el afán de demostrar su funcionalidad, se han saltado fases importantes de definición de conceptos, parametrización y organización. En una primera instancia la creación de este artículo estaba orientada a buscar respaldo académico para implementar la terapia asistida con mascotas para niños con problemas de aprendizaje, sin embargo al encontrar tantos falencias en la literatura y tantas prácticas tan confusas se hizo necesario generar un orden y un punto de partida para futuras investigaciones, ya sea en la intervención de problemas de aprendizaje o cualquier otra forma de intervención conductual. Uno de los grandes problemas que se encontró en la información revisada fue la falta de estandarización en la herramienta más utilizada en la implementación de esta terapia: los perros, quienes los certifican y promueven su formación lo hacen bajo criterios subjetivos sin sustento académico o investigativo y hay un sinfín de profesionales y no profesionales ejerciendo como terapeutas sin ser terapeutas en alguna área de la salud humana. Así que para comenzar a buscar la efectividad o no de este tipo de terapia, lo primero que se necesita es establecer conceptos claros para fundamentar las bases de la intervención que posibiliten definir si se trata de una terapia, una actividad o incluso un taller, y en qué momento es asistido y cuando deja de serlo para convertirse en acompañado. Estos y más conceptos, algunos nuevos como los de perfilación y diseño de las sesiones de trabajo, y otros replanteados, son una propuesta para organizar la toma de decisiones. Palabras clave: terapia, taller, asistido, acompañado, mascotas, perfilación.