Con los fundamentos de una moral autónoma, se proporciona una manera distinta de comprender la salvación, antes presentada por una moral establecida a partir de las normas que deben ser cumplidas. Partiendo de las orientaciones del Concilio Vaticano II, la persona de Cristo retoma centralidad en la teología moral y, al tiempo, la Gracia de Dios toma mayor importancia en la vida de la persona, siendo la motivación a la persona a aceptar la invitación a poseer este don de Dios, que es Dios mismo. Una salvación que pasa a ser entendida desde una opción fundamental, opción desde la cual cada persona tiene la libertad de vivirla de manera libre y consciente, dando una respuesta positiva al llamado o vocación recibida de parte de Dios. Por supuesto, cada sujeto es responsable de ella, pudiendo incluso rechazarla. De esta forma, se pretende mostrar en esta investigación las implicaciones que tiene entender la salvación a la luz de una moral autónoma (de la persona) según el Concilio Vaticano II.