La reforma educativa en general, así como las diversas pedagogías a aplicar a lo largo de los diversos niveles de enseñanza (primaria, bachillerato y enseñanza superior) en particular, han marginado el peso de la lectura como clave fundamental en el proceso educativo, tal vez por pereza mental, o por la ausencia del debate y la reflexión necesarias para aplicar el necesario concepto de conectivismo, sin abusar de la tecnología. Para paliar esta carencia, apelaremos a una visión abierta, creativa e innovadora de la propia idea de innovación, y tras exponer el proyecto integral de fomento de la lectura, llamado La Anaconda Feliz, que por diversas causas no pudo ser llevado a la práctica, propondremos algunas pistas concretas para devolver al libro su función básica y nuclear, según consideramos el concepto de innovación en sentido abierto. Dicho proyecto integral tenía la vocación de constituir una experiencia pedagógica consistente en llevar el libro a la calle, generar lectores y suscitar una actitud de rescate de los saberes ancestrales. Sus beneficiarios iban a ser los habitantes de las comunas donde el proyecto se iba a implementar por la UNAE Amazonía, comenzando en un primer momento por la población kichwa de Limoncocha.