Aunque casi no tonemos esperanza ele que las cosas se remedien, no podemos callar respecto del Decreto Legislativo sancionado por el Presidente de la República el 30 del mes próximo anterior. La gravedad del asunto sobro que este Decreto versa, la ele sus consecuencias inmediatas, y, lo que es imponderable, la profundidad del abismo a que más o menos pronto puede precipitar a la República, son motivos que nos imponen el deber ele expresar con absoluta franqueza nuestras ideas, sin consideraciones egoístas, sin miramientos injustificables, exponiendo la verdad sin ambages ni rodeos, tal como la estamos viendo, tal como los maestros nos la enseñan. Será, pues, nuestro lenguaje el do la verdadera libertad.