Para las mujeres en edad reproductiva, la continuidad del uso de anticonceptivos aumenta con la edad, por lo tanto, el riesgo de abandono es mayor a una edad temprana. La pobreza obliga a las muertes a dejar de usar anticonceptivos porque les resulta difícil llegar a los lugares donde se expenden o compran anticonceptivos. Entre las mujeres pobres, el costo de los anticonceptivos también es un factor importante que influye en su rechazo. El estado civil más frecuente con su pareja favorece la continuación del uso de anticonceptivos. En ocasiones no usan métodos anticonceptivos porque creen que va a causar disminución del placer sexual, porque no saben o no saben cómo usarlo, por aburrimiento o contraindicaciones médicas. El vínculo entre la dificultad para acceder a los servicios y el rechazo de anticonceptivos por otro lado, en relación con el servicio, hay un factor que causar insatisfacción de los usuarios en algunos centros de salud, como largos tiempos de espera, falta de comunicación con los profesionales de la salud, o algunas veces que reciben un trato no digno. Por lo que se sugiere que se establezcan protocolos de atención de salud con énfasis a un trato respetuoso y equitativo, pues la calidad de atención es un pilar básico para la comunicación entre médico-paciente, además se debe establecer programas de información para las usuarias de centros de salud en donde el nivel socioeconómico bajo, puesto que en este nivel es donde la mayoría de mujeres no escolarizadas desconocen los métodos anticonceptivos y desarrollan una mala conducta sexual.