A primera vista, un Banco Central sin responsabilidades de políticas monetarias parecería un tanto extraño. A uno se le puede venir a la mente las imágenes de un pájaro sin alas o un tiburón sin dientes. Ciertamente, esta es una situación en la que los Bancos Centrales no podrían estar felices; sin embargo, esto no es para nada una catástrofe, pues los bancos centrales todavía juegan una gama de funciones en la economía, inclusive sin tener responsabilidades de política monetaria. Por política monetaria entendemos todas las medidas que el Banco Central puede tomar para influenciar en la estabilidad internacional y nacional de su propia moneda. He usado internacionalmente el verbo “influenciar“ y no el verbo “dirigir“. La estabilidad de una moneda no es exclusivamente el resultado de una política monetaria de un Banco Central. Cuestiones de política nacional e internacional, el desempeño de la economía nacional, la balanza de pagos, y otras expectativas generales influyen en la estabilidad de la moneda de forma positiva o negativa. Con el fin de contribuir a la estabilidad de la moneda, un Banco Central necesita de instrumentos y de poder monetario. No obstante, a pesar de que estos instrumentos y poderes estén disponibles, el éxito no está garantizado