Tener un miembro en la familia con alguna necesidad especial siempre es un reto, tanto para los padres, como para los hermanos y familiares que se encuentran a su alrededor (Boyce y Barnett, 1993, en Lizasoáin y Onieva 2010). No es fácil para los hermanos convivir con un hermano con autismo, ya que poseen expectativas distintas sobre sus vidas a futuro, y estos pueden presentar graves problemas de adaptación. Los hermanos de niños con autismo corren mayores riesgos que los hermanos de otros niños con otra discapacidad. Para los hermanos sin autismo, este es un trastorno difícil de comprender, observan a su hermano físicamente saludable y el hecho de no poder establecer una relación íntima con ellos, les puede ocasionar mucha confusión (Kaminsky y Dewey, 2001, en Jelínková, 2010). El presente trabajo es una investigación circular bajo el método de estudio de caso con el objetivo de describir, intervenir y evaluar la relación fratría entre un niño en edad escolar sin autismo y uno con autismo. Se realizaron un total de 30 sesiones de trabajo, utilizando técnicas terapéuticas de evaluación como la observación clínica y la entrevista; técnicas de intervención de terapia de juego, terapia centrada en el cliente y terapia filial; e instrumentos como dibujo de la familia, “Acuario” y “Zoológico”. Al final del proceso, se lograron desarrollar habilidades en ambos hermanos para tener una mejor relación. Se les mostraron los beneficios de la convivencia y el juego entre ellos, así como el poder decidir cuando quieran jugar por separado o juntos. Así mismo, el hermano sin autismo se volvió más autodirigido, enfocando su discurso más hacia sí mismo, en comparación a las primeras sesiones que su discurso estaba más dirigido hacia su hermano menorPAULINA CAMPOS ROMERO