Esta obra propone relacionar entre sí tanto los lenguajes ya dados en la videoinstalación, la música y el videoarte, como aquéllos abiertos a profundizar en la videoinstalación con una visión/escucha nueva, sirviéndose en ello de las cualidades de la percepción sonora en tanto propiedades del sonido y de su escucha. Así nos muestra nuevos sentidos de identidad, singulares para el arte de la videoinstalación. Pocas artes como ésta crean una situación en la cual el espectador se encuentra tan inmerso dentro de la obra, de su espacio (caja), como si de un cuerpo se tratara, donde vemos a través de una pantalla (ojo de cíclope) o de varias (cristal poliédrico).