Frecuentemente corre entre los estudiantes la creencia de que el buen estudiante necesariamente es el fracasado en el momento de enfrentarse aquello para lo que se suponía era el mejor preparado. Yo pienso que asumir esta postura es una actitud poco madura. Aunque no podamos ignorar que así sean esos casos, pero atribuidos, tal vez, a una elección que no equilibró debidamente el interés intelectual con la capacidad real para la actividad elegida. Consideradas, teoría y práctica, como dos elementos de toda realización podríamos establecer entre ellas una realización de complementariedad. La teoría tendrá como objetivo la preparación de la práctica; y esta tendrá como misión Probar la solidez de aquella. El hecho de que existan empíricos tanto o más cualificados que los profesionales acreditados con un título, no es ningún argumento que puede hacernos menospreciar este aspecto importante para la formación completa del profesional en la sociedad.