En México existen cactus con alto potencial agrobiotecnológico; entre ellos destaca el aprovechamiento de sus metabolitos secundarios para la obtención de pigmentos naturales. Uno de estos cactus es Stenocereus queretaroensis, distribuido en el centro del país y cuyos frutos, denominados vulgarmente pitayas, biosintetizan altas cantidades de betalainas. Las betalainas son compuestos nitrogenados hidrosolubles, que, en comparación con otros pigmentos como antocianinas y carotenoides, sobresalen por su estabilidad fisicoquímica en procesos industriales. La aceptación de los pigmentos naturales como alternativa frente a los sintéticos se encuentra en fase de ser aceptados por las industrias para ir sustituyéndolos paulatinamente y cuidar la salud humana y el ambiente.