México es el país de la desigualdad en más de una dimensión económica y social. Además, se caracteriza por tener un sistema redistributivo poco eficiente y limitado. Una hipótesis de que el país se encuentre en este equilibrio es que existe una baja demanda política redistributiva, resultado de un bajo nivel agregado de preferencias por redistribución en la población. Las preferencias por redistribución se entienden como la preferencia individual de alterar, vía el sistema fiscal y redistributivo, la distribución de una dimensión –ingreso, riqueza, oportunidades, entre otras– para llegar a un resultado más equitativo. Mediante un experimento de laboratorio en escuelas preparatorias y universidades, así como el análisis de la Encuesta de Movilidad Social (EMS) 2015, el presente estudio analiza las preferencias redistributivas y sus mecanismos de determinación para el caso mexicano.