La presente investigación analiza el desplazamiento de extranjeros hacia el territorio español y sus dominios en América. Con la Unión de la dos Coronas esta migración se intensificó, pero sería hasta el reinado de Felipe IV y su valido, el Conde Duque de Olivares, que los genoveses fueron desplazados por los portugueses, convirtiéndose en los principales prestamistas de la Monarquía, la cual se encontraba cada vez más debilitada producto de las constantes guerras. A cambio, los lusos recibirían una serie de privilegios, principalmente en la esfera comercial. La función de los intermediarios se convirtió en pieza insustituible, ya que permitieron a los banqueros, asentistas, casas comerciales y grandes mercaderes extender sus negocios a un nivel global y particularmente, introducirse en el monopolio comercial de Hispanoamérica a través de la Carrera de Indias. Este comercio fue consolidado por la diáspora portuguesa, la cual estableció una red triangular entre Lisboa, Sevilla y la ciudad de México. La clave del éxito comercial de esta comunidad fueron los vínculos que se fundamentaron en la confianza, el paisanaje, el parentesco, los matrimonios endogámicos y un pasado converso en común. Sin embargo, estas características harían que, en 1642, la Inquisición de México realizara una persecución masiva en contra de estos extranjeros, quienes fueron acusados de judaizantes, apresados, confiscados sus bienes y expulsados del dominio español. Luego, buscarían otros espacios con mayor libertad religiosa y apertura comercial. Palabras clave: diáspora, portugueses, comercio, intermediarios, encomendero, judaizantes, Monarquía Hispánica, siglo XVII.